domingo, 24 de abril de 2011

EN SANTO TOMÁS, LOS COLORES DE LA FE


“La corona de espinas”
Por. Victor Hugo

Durante la Semana Santa, en el Municipio de Santo Tomás, Atlántico, se realiza un evento que ha logrado captar la atención de fieles e infieles de la fe católica y que se convertió en parte del turismo religioso del Caribe colombiano.

Los flagelantes, son habitantes de este municipio, que llevan a cabo una procesión en la que se castigan el cuerpo a punta de latigazos hasta hacerlos lacerar completamente; además, como si fuera poco, se colocan una corana de espinas, imitando el suplicio de Cristo, es decir, la cuota de dolor es completa.

Pero, no todo es espiritualidad, en la actualidad existe un singular servicio que se ofrece a cualquier turista o devoto y es el de cumplir con su promesa o penitencia. De ahí que, se puede pagar una determinada suma de dinero a uno de estos expertos penitentes, para que se castigue por usted y cumplan con este cometido por vuestra merced; al tiempo que, lo acompaña durante el extenuante recorrido del viacrucis, mientras se dedica a rezar fervientemente.

De tal forma, que estos personajes llevan a sangre viva este extremo gesto de fe, que se convierte en un acto para pagar reparaciones, compensaciones y expiar las culpas de los pecadores, con la intención de recibir su recompensa al final de los tiempos o devolver los favores recibidos.

Hechos similares se producen a lo largo y ancho de Latinoamérica y el mundo, donde se ha logrado imponer esta sui generis tradición y práctica sadomasoquista, que deviene de la edad media y, que aún, disciplinadamente llevan a cabo algunas congregaciones religiosas, como las del Opus Dei: donde castigo significa limpieza, en la búsqueda de lo que ellos llaman perfección. Sin embargo, hay que señalar, que esta forma de entender la fe, no es exclusiva de los católicos, porque cada religión encarna en sí misma una cuota de dolor y padecimiento.

Mientras recorría Santo Tomás, encontré en el Parque Principal, una "corona de espinas", también lacerada por la indiferencia del tiempo y el Estado, la que tal vez señala otros padecimientos más mundanos: los sociales, pero no por ello, menos fútiles que los espirituales.

Fotografía: Hugsh, 2011©. “Corona de Espinas”. Santo Tomas, Atlántico.

1 comentario:

Gornajur Jarjar dijo...

Victor Hugo ME DEJAS FRIA!!!! esto diluye la imagen que tengo de esta tradicion!!!...como puedes pagar a otro para expiar una culpa??? como puedes asumir la responsabilidad de los errores ajenos?? INCOMPRENSIBLE!!!