miércoles, 11 de enero de 2012

IMAGEN REGIONAL 7: BUCARAMANGA, CÚCUTA, TUNJA Y VILLAVICENCIO








Texto Curatorial
Por. Victor Hugo, Curador.

Sospecha, inmediatez, simulación y artificio recorren este tiempo; mientras, nos debatimos entre la histeria crónica de una humanidad cada vez más esquizoide y la certidumbre de los abismos construidos a diario, como los muros que surgen de las ambiciones occidentales, servidas junto con viejas o intencionales disputas territoriales, nos destruimos sin el menor asomo de la sensatez pródiga que aliñe la esperanza al despertar y nos recuerde los idearios de civilización.

Las razones anteriormente expuestas nos tienen más lejos de nosotros mismos, enajenados, a contracorriente de lo que debería ser el uso de la inteligencia para crear y no para desatar la sucesión de eventos y hechos, negadores del compromiso responsable con una noción de futuro. Por lo tanto, en la actualidad estamos más decididos a destruir y menos a considerar la vida como la única salida viable. De igual modo, en medio de sus propias agonías, se encuentra el país destruido en su razón de ser, abandonado por su conciencia colectiva y menoscabado por el desprecio hacia sí mismo; eterno moribundo sin tregua a la guerra; al contrario, sigue sosteniendo la pérfida concupiscencia y los odios enconados por sus historias.

Bajo las circunstancias de interminables carencias, desafectos y soledades, deambulamos en nuestras regiones fracturadas por el conflicto y sometidas a las decisiones que nos conducen frente a una puerta cerrada y atada a su propia singularidad. De ahí que, desde la contemporaneidad, los artistas terminen por enfrentarnos a la recurrencia de un lenguaje que pone de manifiesto y nos revela el cuerpo natural y el del artificio, a partir de conceptos como el de naturaleza acechada, donde se sospecha y, en otros casos, termina por adaptarse a ese supuesto natural del designio como materia crítica de las realidades sociales. De otra parte, los recursos naturales se convierten en fuentes de terror por la sobreexplotación de las materias primas, tema ya denunciado por el escritor uruguayo Eduardo Galeano cuando señalaba que la riqueza de los pueblos los conducía a su propia destrucción y miseria.

Así mismo, se presenta una cierta sublimidad invertida: la no belleza idealizada en propuestas visuales que relacionan las obras con un bello conflictivo, estéticas convulsas de reflexión profunda del lugar de lo bello y las consecuencias de esa transmisión de lo bello en un arte de compromisos figurativos desplazado hasta los lenguajes abstractos sincréticos o puramente abstractos, donde se evidencia un retorno a una especie de figuración desde la presentación más que representación y figuración simbólica.

Además, se manifiesta una sublimación des-sublimada, en oposición a una sublimidad armónica, kantiana, ideal de belleza pura, sino en lo sublime “invertido”, en palabras del filósofo colombiano Jaime Montoya, donde lo bello aparece en lo escatológico, en lo que sobra o lo que falta, reflejando así una tendencia hacia el compromiso de la forma en procesos que implican tanto la producción como la posproducción.

Por esta razón, no hay abandono, sino una intención de transformar la trascendencia de lo formal, sin supeditarlo única y exclusivamente a la representación sino a un compromiso de la función del arte frente a consecuencias de orden social y político.

Es decir: se hace arte para algo, porque el arte por arte, asumido este desde lo más básico de lo referencial, es un imposible categórico con el que abordan los creadores la preexistencia de sus contextos, sumergidos en una realidad reveladoramente traumática a la hora de su ejercicio creativo; porque no se trata de una vacuidad fundada en el vacío, pues la nada sí contiene y, superior a Dios, se encuentra en todas partes, sino en el compromiso del arte, enunciación que trasciende la simple denuncia crítica, visible hoy por la recurrencia de los lenguajes con cargas publicitarias y quizás con lógicas panfletarias, pero trascendidas, reelaboradas, re-estudiadas y por ende, re-actualizadas.

No se trata de huirle al panfleto; por el contrario, se consideran otras perspectivas del panfleto para otorgarle un lugar de enunciación válido en el discurso artístico contemporáneo; sin embargo, en otras esferas aún se estiman sus recursos como hechos del pasado, cercados por la pobreza constructiva de sus lenguajes.

A pesar de ello, lo panfletario aparece con fuerza en obras desde la publicidad, la fotografía, el facsímil; ahí es reactualizado y reapropiado, a partir de prácticas artísticas donde emergen ver-daderos actos de resistencia contracultural; así se inicia el establecimiento de otras relaciones de análisis de contexto, las cuales cuestionan las nociones de público, artista, realizador, curador o comisario; de esta forma, lo simbólico y ficcional, utilizado para narrar o representar la realidad, se encuentra derrotado estrepitosamente y en contraposición se derivan otras sintaxis visuales que subvierten el sistema y el orden; al mismo tiempo, se echa por tierra el significado a secas, como un gesto de simple perturbación denotativa, frente a la alteridad ofrecida por la multidimensionalidad incluyente del panfleto.

Con relación a las tensiones que surgen entre los conceptos de naturaleza e identidad del lugar, se avizora en el tejido de las pulsiones un señalamiento de región extendida, donde su noción no se refiere a una demarcación limítrofe de lo territorial geopolítico, de un lugar dado en la situación; al decir del filósofo Peter Sloterdijk, la máxima del “conócete a ti mismo” cambió a “conoce la situación”; es decir, el creador asume no un espacio físico, sino una inflexión por donde atraviesa ese “ser ahí”, poniendo de manifiesto una frontera atemporal construida como inversión y sedimentación de lo simbólico-estético-afectivo y las relaciones establecidas en él; en definitiva, a partir de la revisión de las obras inscritas en la convocatoria de Imagen Regional VII se puede dar cuenta de una transformación de la figura del creador demiurgo a un creador, según Paul Ardenne, conector, conocedor de su situación, la cual consiste en reconocerse atrapado en un lugar muerto y rodeado por una realidad.

En ese orden de ideas, Imagen Regional VII se ubica en esos entramados de la retícula de las expresiones y diversidades de la contemporaneidad con las que se aborda el país y propone un proceso de reflexión de la producción plástica y visual, que amplía el diálogo intrarregional y exógeno; además de incentivar procesos de investigación-creación articulados o no con la institución del arte, la investigación y, ¿por qué no?, la circulación de la producción artística, aunque lo más importante es el espacio de encuentro que propicia.

Para finalizar, los artistas observan y abordan al mundo desde las consecuencias del hombre, lugar común que le da soporte a las concepciones y cosmovisiones que cada uno configura en el entramado y como resultado de sus relaciones simbólicas.

Fotografías: Hugsh, 2012©. Sala de Exposiciones del Banco de la República, Bucaramanga, Carrera 19 No. 34-47. Abierta hasta el lunes 16 de enero. Horario: lunes a viernes, de 9:00 a.m. a 12:00 m. y de 2:30 p.m. a 7:00 p.m.; sábados, de 9:30 a.m. a 12:00 m. Mayores Informes: Tel. 6303133, Exts.: 7008, 7011, 7012, 7007. Entrada gratuita.

Link Artistas Seleccionados: Bucaramanga, Cúcuta, Tunja y Villavicencio.

Texto Tomado: Imagen Regional 7, BanrepCultural.

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