lunes, 15 de junio de 2009
EXPOSICIÓN NUEVOS ESPACIOS PICTÓRICOS
Entre piedra y evanescencia
Por. Germán Toloza, Curador
Al salirle al día veo que la luz es la osamenta blanquecina de una noche en agonía, y las formas oscuras que se desplazan ondulando sobre el relieve como ligeras alfombras voladoras de fantasmas perdidos, son lánguido gemido de sólidos en retirada, y cuando quiero tomar el brazo de ella, joven lozana y de espíritu de inmensidad, como salvación a mi existencia, todo el aire del mundo la dispara lejos, y si apenas logro atisbar su espalda, es ya una imagen veloz, leve, dispersa, ansiosa de colarse por el último vertiginoso relámpago, como película de un segundo en la cual todas las estrellas hacen su último guiño. La roca deja oír su música triunfal de eternidad y el aire, como un dios de acero, me conduce absorto hacia la infinita nostalgia que habita en los intersticios de luz bajo los tejados de zinc y debo actuar rápido para no perder la solidez que me sostiene.
De igual manera cuesta trabajo sostener la materialidad de una pintura y la fluidez temporal de un video. Toda pintura desata un guión y todo video inscribe una imagen en la retina, de igual forma todo objeto estampa un dibujo en la memoria y todo dibujo repite la historia de la humanidad.
Con la curaduría de esta exposición quiero señalar que me despreocupan las fronteras que cuidan un lenguaje como la pintura. La percepción es quizás la prueba mas fehaciente de la capacidad de trascendencia del ser humano, en la medida que con el pasar de las generaciones va mutando su mirada y adaptándola al propio desafío que su capacidad de expandir el tiempo y el espacio le sugiere. Es una especie de florecimiento del espíritu ante la amenaza de la quietud, en la cual la misma quietud aparente de la roca va despojándose de su estigma por medio de las chispas estelares que genera su golpe contra el cemento.
El cine es quizás el sueño de Botticelli deseando contar en una misma pintura, todo el rapto de una mujer en una fiesta renacentista o el aliento de la belleza en "El nacimiento de Venus". Pero quizás una pintura rupestre de Lascaux, sea el sueño de Stanley Kubrick de contar en una imagen toda la historia del hombre. ¿No recordamos acaso el vuelo del hueso-arma convirtiéndose en nave?
En esta exposición la captura de los intersticios de luz que luchan por aflorar en la sombra, en las composiciones simples y limpias de Jairo Ospina, se comportan precisamente como conquistas lumínicas dibujándose, imponiéndose a la nada, como la cola retardada de la velocidad de algún ente que jamás se dejará ver. Sus fotografías se fundamentan en la elementalidad del gesto natural, dado por el milagroso encuentro de la luz que viaja en la eternidad y las trampas que pone la rendija del recinto cotidiano. En el video Ambientales de Olga Lucía Hurtado, el trasegar gaseoso se va imponiendo en el valle como una realidad pictórica impresionista en que Boreas y Artemisa danzan peligrosamente narcotizados por vapores industriales. Irónica es su belleza, pues ese lento desbordar de grises azulosos y lilas sobre la montaña, entrañan la muerte lenta de la ciudad humana, como un monstruo invisible que borra lentamente su delito. En el video de Olga Lucía la pintura del romántico Turner recupera el movimiento mediante una lenta aceleración acompasada por el canto premonitorio de pájaros invisibles.
Por su parte Alberto Cadavid escenifica en sutiles dibujos e intaglios, la relación del ser humano y la tecnología como despojo, en una suerte de estética ascética que revela lo leve de la existencia en relación con lo tecnológico, una relación que en la forma que lo plantea a partir de un modelo indigente que posa con un despojo de computador, nos aboca al absurdo de un casamiento sin sentido, tal vez apenas aparente pero abismal en una conexión de la existencia más íntima con la ilusión. Andrea Rey, sobre unas pomas de polvo facial femenino, realiza dibujos y una suerte de puntadas quirúrgicas que acercan sutilmente al cuerpo desde la herida, el dolor y el origen. Bella la forma como se manifiesta aquí la pintura, de forma leve, sin peso, tan suave como la caricia de ese disco de burbujas que vela por la restauración contenida de la piel y su lazo con la seducción.
Para Eduardo Soriano es importante desplazarse entre la captura de luz y la materialidad de los objetos, una senda de recorrido que desdibuja los bordes pero que pone sobre la mesa esa ruptura de las distancias entre los puntos de referencia del ser humano respecto al saber, las marcas que guían. Pero además para él desplazarse implica conocimiento del mundo, el recorrido es trascendencia. ¿Qué tan cerca está la imagen de una realidad cultural, y como ésta se construye también a partir un universo fundamentado en la imagen?, ¿qué tanto llega ésta a reemplazarlo? La imagen fotográfica sobre papel se simula objeto, trampa o retorno o inversión del proceso, el conocimiento poético sale airoso en los caminos truncados.
Esta exposición tiene el encanto del desplazamiento entre los medios: se visitan unos a otros, y el hilo que libera a la doncella es el esplendor del pensamiento que, como la pureza, la levedad y el misterio del unicornio, rescata el mito por la existencia.
Fotos:
1. Trazos de luz, Jairo Ospina, 2009.
2. Punto a punto(Detalle), Arndera Rey, 2009.
3. Marcas, Eduardo Soriano. 2009.
Exposición Alianza Colombo Francesa. Nuevos Espacios Pictóricos 3, Junio-Julio. Calle 42 No. 37-19. Entrada Gratuita de lunes a viernes.
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