viernes, 19 de junio de 2009
RETROSPECTIVA: MAESTROS SANTANDEREANOS
Saturnino Ramírez
Por. Victor Hugo
Uno de los baluartes de las artes plásticas y visuales santandereanas, es sin duda el Maestro Saturnino Ramírez, pintor socorrano nacido en la vereda El Naranjal y el último de 13 hermanos, que a sus 56 años nunca nos ha dicho adiós.
Saturnino Ramírez, de 1965 a 1970 cursó estudios de artes plásticas con énfasis en grabado en la Universidad Nacional de Colombia, en Bogotá. Pero fue hasta, 1968 que realiza su primera exposición “Dibujos” en la Universidad Industrial de Santander, UIS, y en el café en El Socorro, “Dibujos y Grabados”, en 1969. Sin embargo, 1973 realiza distintas exposiciones en Bogotá, Cali, Manizales y Medellín. Luego, en 1974 se traslada a París, en la que permanece un año y después regresa al país.
Saturnino, es ese mundo cenagoso para algunos, transeúnte nocturno para otros; de recorridos en la interioridad de una soledad que nunca duele, sino que es la urgente compañera, en medio de una ciudad pletórica de recovecos y rincones que se abre a los submundos, donde nadie lleva puesto su disfraz sino la esperanza mañanera de un insomnio que nunca acaba con la última jugada que esconde la bola ocho(8) en su lecho de vacío.
No obstante, ella, esa misma negra, la ocho (8), esquiva de esquinas, la que desarraiga la aurora y deslocaliza el desprecio de los días, por donde pasa la ciudad de los demás, la de los que dependen de la esclavitud,esa que desangra el espejo que observa la modernidad y transparenta las mazmorras que siempre han ocupado los esclavos del único burdel que alimenta la noción de futuro: las oficinas y los puestos de metal.
Saturnino, dueño de la única libertad que no soñamos, sino que construimos a partir de la mirada simple, esa que es desprovistas de los arribismos que no trasnocha en la palabra de los otros.
Saturnino, aún te observo pasar por mi calle, la cómplice de mis propios avatares y mentiras, la que nunca se ha preocupado por lo que significa la compleja luz del concepto, pero que siempre me enseñó la proclividad de la noche; esa misma que está en mis sabanas horridas, que jamás pudo cambiar mi madame, la que siempre hemos compartido en la sanguina a punta de luz; esa que no confiesa, a pesar de la celada que le extendió el chite soporífero de las consonantes doctorales, por donde nunca transita la expertica ni lo profano, sino la simplicidad de la palabra que nos acompaña y, tal vez, lo no aprehendido.
Saturnino… La noche sigue… Tomémonos esta, que el amanecer nunca será mañana.
Exposición Casa del Libro Total: Calle 35 No. 9-81. Abierta al público de lunes a sábado de 7:00 am a 9:00 pm. Bucaramanga. Fotos: Hugsh, 2009©.
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