Cultura y Desarrollo
Por. Victor Hugo
“En última instancia lo que me interesa es la redistribución del poder que no es un planteo artístico sino ético con consecuencias políticas y si hago arte, que lo hago por accidente por biografía, no por cálculo de efectividad; una vez que uso el arte lo uso para implementar la ética dentro de las estrategias políticas. Entonces, en arte se trata de desmitificar las cosas que tienen poder para redistribuir el poder correctamente. Una de las partes que hay que desmitificar es el arte mismo y las instituciones que manejan el arte”. Luis Camnitzer, Artista Uruguayo.¿Cómo abordar el componente cultural de un Plan de Desarrollo? Ese es el ejercicio al que está invitando el Ministerio en todo el país, a través de sus Talleres de Articulación de Fomento Regional, en momentos que las administraciones municipales y departamentales llevan a cabo esta tarea como prerrequisito de Ley para iniciar la ejecución de los programas de gobierno de los nuevos mandatarios locales y regionales.
El Ministerio de Cultura plantea sus significativas lecciones sobre la elaboración del componente cultural, desde el diseño mecanicista y el discurso tecnocrático de definición y redacción de metas, indicadores, objetivos, etc., válidos para funcionarios y a quienes nos interesa intervenir en su diseño. De ahí que, el evento “tiene como objetivo el fortalecimiento institucional”, señalaron sus coordinadores.
No obstante, en los talleres el Ministerio descarta de plano el primer insumo que debería abordarse y es la discusión previa “de lo qué es y significa la cultura para el desarrollo”.
¿Por qué? Quizás, esta postura aparentemente aséptica no es sino una estrategia que intenta la desideologización del concepto, con el propósito de impedir que los creadores y gestores repiensen su actividad en el contexto de su realidad, con el fin de instaurar la apropiación y el uso de lo cultural como un simple acto decorativo para el poder y de festivalización de la realidad, utilizando a los artistas como saltimbanquis contemporáneos.
Que desastre, como los artistas, productores culturales y gestores del país se dejan imponer la visión funcionalista de cultura que promueva el Ministerio y el reflejo ideológico de ese “neopragmatismo utilitarista criollo” del Estado colombiano.
Finalmente, nos queda seguir insistiendo en el tema y proponer que abramos la discusión sobre el concepto de cultura que en últimas define conceptualmente un plan, de donde se desprenden sus programas, metas e indicadores.
Video: Intervención del Dr. Jesús Martín-Barbero, investigador Asociado, Centro de Estudios Sociales (CES) de la Universidad Nacional de Colombia. Conferencia “¿Cómo aporta la cultura al desarrollo?”, en el Seminario de Políticas Culturales “¿Por qué y para qué invertir en cultura?”, realizado el 20 de febrero de 2012 en la Universidad de los Andes de Bogotá.
“Soy consciente de que mis palabras pueden parecer ásperas en una sociedad en donde triunfan los que practican el disimulo negociado y la hipocresía y que somos indeseables quienes contamos, sin adornos, la verdad”, escribió en su última columna Cecilia Orozco Tascón. (“Insisto: ¿Por qué relevaron al magistrado Velásquez?”, el 29 de agosto, El Espectador)
ResponderEliminarDurante el Taller de Articulación de Fomento Regional realizado en Bucaramanga el pasado mes de abril se abordó una interesante discusión sobre los conflictos de intereses (ética) del sector de la cultura del departamento porque en opinión de algunos asistentes generaban muchas dudas los actuales Consejeros Departamentales de Patrimonio frente a la adjudicación de los proyectos con recursos de telefonía móvil. En ese momento intervine para señalar los hechos presentados alrededor del Catálogo de los 13 Salones Regionales y preciso que hoy el Ministerio no se ha pronunciado al respecto.
La intervención incomodó a algunos de los asistentes quienes llamaron al Sr. Walter Alonso Gómez Céspedes, que sin estar participando del taller, en horas de la tarde sólo entró para pedir la palabra y tratarme de mentiroso por lo que expresé en el artículo y sin presentar ningún argumento que respaldará su intervención.
En ese momento no quise usar mi derecho a la réplica porque me parecía irrespetuoso sólo asistir a un evento para después de tomar la palabra y marcharse sin esperar la discusión; además, los coordinadores del evento, funcionarios del Ministerio, ya habían demostrado que no ofrecían las garantías para abordar un debate amplio y constructivo.
Ese día, lo más sorprendente fueron las palabras de la recién elegida Consejera de Artes Plásticas de Bucaramanga, Yadira Polo. La maestra me manifestó que no me había invitado a votar por su candidatura porque la acompañó en su campaña el anterior Consejero, Walter Gómez, y ella prefirió evitar.
¿Evitar qué? Aún me pregunto. Sería el debate o los golpes, como se discuten los diferentes puntos de vista en esta ciudad. Es decir, “De Aquí y del Otro Lado” nada pasó ni cambió, a pesar de tener nueva consejera, siguen los mismos con las mismas.
Tengo que aclarar que durante los 13 SRA fui en su primera fase elegido por una mesa de trabajo de periodistas culturales y otros representantes que citó el Comité Regional para desarrollar el trabajo de prensa. Posteriormente, con el maestro Germán Toloza acordamos la suma de $3.000.000 de pesos por mi labor, a pesar de ello nunca se me canceló, no obstante haberle insistido al Curador y Director del Programa de Bellas Artes de la UIS.
Finalmente, el maestro Germán Toloza me manifestó qué sí el Sr. Walter Gómez no me había pagado con los recursos desembolsados por el Instituto Municipal de Cultura de Bucaramanga y resumiendo todo llegó hasta ahí.
Luego, coloque un derecho de petición al Ministerio y me salieron con una de esas extraordinarias leguleyadas que suelen esgrimir los tecnócratas desde Bogotá. En fin…
“MIRE”: En este país los hechos presentados en el artículo sobre la presunta corrupción son premiados por el Estado y su Ministerio de Cultura. Por eso como dice la periodista Cecilia Orozco: “Soy consciente de que mis palabras pueden parecer ásperas en una sociedad en donde triunfan los que practican el disimulo negociado y la hipocresía y que somos indeseables quienes contamos, sin adornos, la verdad”.