viernes, 11 de diciembre de 2009
MI NATIVIDAD
A la hora de esta luz
Por. Victor Hugo
En el Congo, su gente pasa sus horas contando lo que le resta del sol al día, ese que desafía las entrañas de una tierra, que es tan árida como la esperanza de sus habitantes.
El Congo es un sector densamente poblado del Municipio de Ariguaní, Magdalena, que sobrevive como muchos lugares del país, frente a una miseria que no conoce límites. A pesar de ello, su diferencia se encuentra en el alma Caribe del magdalenense, que se impone a su ancestral historia de exclusión y olvido.
La imagen
No simular es la incuestionable noción que se apodera de mi propia realidad. Esa misma que no se torna en la narratología que construye la metonimia de un calado sumario que deambula entre los grandes teóricos que lo han advertido, como André Gaudreault, François Jost y Gérard Genette. No, mis imágenes simplemente son un relato sin estructuras complejas ni imbricaciones de sentidos que se esclarecen así mima; porque no presumo de la necesaria ruta de los derroteros que allanan aspectos significativos o enfoques complementarios de esos elementos conjeturales que señalan la procedencia de un punto de vista. No. Esta es simplemente la realidad.
Por eso, nos delatamos a nosotros mismo y construimos historias en esta trilogía de la noción superior de la existencia. De la que sinceramente me aparto, como el hambre nunca se exilia de la necesidad de los otros, cuando me confiesa que es mi propia vida, sin construir realidades punta del artificio tecnológico ni de la luz artificial que no existe. Prefiero este lánguido y contundente reflejo rupestre de una luz que no se enajena en la escatológica búsqueda de la verdad, esa misma que no simula la ansiedad de su propio significado.
Fotosgrafía: ©Hugsh, 2009.
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