viernes, 19 de octubre de 2012
COLOMBIA EN PROCESO: LA SIMULACIÓN ASÉPTICA
Otros Diálogos: Retórica y Realidad
Por. Victor Hugo
Mientras las crudas realidades del país dan cuenta de nuestras tragedias, silencios y lutos, el Estado sigue empeñado en negar la verdad, así quedó claro después de la intervención de Humberto de la Calle Lombana, Jefe de la Comisión Negociadora del gobierno colombiano, durante el inicio de los diálogos del nuevo Proceso de Paz en Noruega.
Fueron dos estilos, lógicas y lenguajes los que escenificaron frente al país una realidad histórica inocultable. No obstante, en palabras de la Calle, es preferible no hablar porque señalar puede personalizar y puntualizar las responsabilidades éticas, políticas y económicas de los actores, en medio de un país construido durante los últimos 60 años por un Estado que ha instigado la guerra como estrategia para viabilizar su modelo y quien ha arquitectado sobre la teatralidad de la muerte su statu quo.
Del otro lado, se encuentran los medios comerciales de información y su noción de actualidad del proceso de paz, en medio de sus silencios repetitivos de los que surgen atmósferas inundadas de las acostumbradas frivolidades melodramáticas (telenovelescas), sus alimentados escepticismos donde naufragan hasta las esperanzas moderadas y las complejidades estructurales del país, pero donde los únicos héroes y poseedores de la verdad son sus periodistas, quienes desde la postura fascistas del lenguaje, como diría Roland Barthes (1), y con el inapelable uso de los sintagmas cristalizados, defienden los intereses de un modelo económico que ha generado las profundas desigualdades sociales.
Por eso, cuando el discurso de la insurgencia abordó las realidades de la nación, a partir de un recorrido estadístico que gráfico el desarrollo colombiano, expertos, editorialistas y periodista no tuvieron otra salida que señalar rápidamente “la ampliación de la agenda pactada”; sin embargo, olvidaron que estas diferencias son un claro avance porque precisamente ese es el objetivo del diálogo: permitir la discusión de todos los sectores del país, donde es necesario que no solo unos pocos participen ni se adueñen de la palabra, para convertirla en la simple formulación del brebaje fatuo y mecánico de los predecibles balances mediáticos.
Por su parte, la insurgencia aprovecho el escenario para evidenciar las diferencias a partir de su postura ideológica y su lectura política de la realidad que perciben. Aunque en ninguno de las intervenciones que escuchamos los colombianos aparecieron nuevas lógicas discursivas en su lenguaje.
Al tiempo, que en el simulado tono de un discurso pretendidamente mesurado y aséptico de curtido político, De La Calle repetía con escasa asertividad lo que después resonó en la prensa: “este es un proceso serio” y “el gobierno no es un rehén...”, sin ocultar como respuesta su descolocación ante las posiciones de las Farc-Ep.
Al parecer las estadísticas están lisiadas de su propio reflejo cuando son presentadas como argumentos frente a cualquier intento de diálogo con el Estado. Al tiempo, que cada día se empeñan a fondo el ejercito de tecnócratas del Gobierno Nacional en su tarea reinventar las cifras en las maquilas de las multinacionales, desde donde se construye el poder en Colombia.
A pesar del escenario, en Colombia amos y esclavos viven apaciblemente y su realidad parece estar condenada al silencio que ronda a la nación, así hoy estemos hablando de paz; por eso, esta fotografía da cuenta de la acostumbrada brutalidad canoníca de nuestros días, aunque los medios comerciales de información nieguen la realidad.
Nota
(1) BARTHES, Roland. “El placer del texto y Lección inaugural” (Descargar Aquí) de la cátedra de semiología literaria del Collège de France. Buenos Aires, Siglo XXI, 2003. pp. 111 – 150.
Fotografía: ©Hugsh, 2012. “Como si fuera la muerte”.
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