martes, 26 de marzo de 2024

¿STREET ART EN BARRANCABERMEJA?



Por. Víctor Hugo

Lo que expresa una pared desde el arte no deberían ser únicamente impresiones sensibles aisladas de su contexto, cercanos a la publicidad y el cómic; ni esa recurrente propaganda religiosa evanescente que nos presenta el fanatismo segregacionista del cristiano; tampoco la levedad de una firma que marca el espacio público en busca reconocimiento frente al estigma social o institucional ni el acto inconsútil para decorar una calle; pero así son los gestos plásticos presentes en la recién inaugurada galería de street art (arte urbano), ubicada en la entrada de la Comuna 7 de Barrancabermeja, frente al parque de La Memoria. 

A pesar de ello, el hecho más relevante, la substancia, de este espacio cultural, es precisamente lo que subyace como el fantasma y recorre las calles de la ciudad: sus procesos de construcción social. Esta acción de enunciación revela no solo la apropiación de lo público y como desde lo comunitario se resignifican sino el indiscutible liderazgo de un grupo de jóvenes que intentan desde su perspectiva subvertir la deriva y permitirse a sí mismo repensar su cotidianidad y darles salidas a su propia realidad, lo que por sí mismo se constituye en un poderoso contenido cultural, que desafortunadamente no se hace presente en la pared. 


El street art 

La primera pregunta que nos surge es responder a la categórica pregunta: ¿qué es el street art? Esta nos lleva a su propia respuesta. En este sentido, podríamos estacionarnos en el concepto que lo explora como una forma de expresión alterativa, con técnicas y recursos propios que interviene los espacios públicos para no solo sorprender al transeúnte, sino mantener con él un diálogo cómplice y reiterativo.

El arte urbano tiene dos características intrínsecas de su puesta en escena: en primer lugar y, y se mantienen desde sus inicios, el acto creativo como una producción de lo ilegal y efímero, con lo que se propone subvertir la supuesta asepsia de una normalidad controlada por la autoridad, y, la segunda, propiciado desde la institucionalidad, su legalización, como resolución que responde a la toma de la pared que interpela al poder y activa, de cierta forma, el valor de la crítica política y social al exponer sus discursos desde la capacidad de la representación; esos discursos que mantienen el coma cerebral de la sociedad sumergida en la extensa propaganda que le da su soporte, posibilitando la gobernanza y que se difunde a través de los medios privados de información. 

Por otro lado, y para ponernos en contexto, algunos historiadores del arte señalan que este aparece en los albores mismos de la civilización e indican cómo desde la antigüedad ya hay vestigios de sus antecedentes, como en la ciudad de Pompeya en año 79 a.c. 

En el siglo XX se mencionan a artistas como Jean-Michel Basquiat, entre otros, quienes usaban los espacios públicos para exponerse. Pero es a finales de la década de los años 90, que se acuñó el concepto de post-grafiti para agrupar diferentes expresiones que aparecieron en las ciudades europeas y en el imperio del norte. Aunque, fue posterior a la irrupción del movimiento contracultural que gestaron los jóvenes en París en la primavera de 1968, bajo la consigna: “La Imaginación al poder” o del “Seamos realistas pidamos lo imposible”

Este mismo que también se hizo presente en Norteamérica cuando los jóvenes comenzaron a organizar sus protestas contra la guerra del Vietnam y se configuraron las primeras comunas hippies y los movimientos sociales contra la segregación racial, como The Panther Black

En este sentido, hay quienes proponen que la génesis del arte urbano se dio como evolución del movimiento Bombing de Filadelfia, con el que los artistas bombardearon las blancas y ofensivas paredes que mostraban una aparente normalidad y limpieza, no solo formal sino en la conciencia de la sociedad y que luego fue apropiado por los jóvenes del Bronx en New York, quienes firmaban los vagones del metro para marcar territorio contra la exclusión social, de la que aún siguen siendo víctimas, y donde finalmente aparecieron las imágenes. 

El strret art barranqueño




Como ya lo apuntábamos, al parecer en la ciudad hay un entusiasta grupo de creadores en pleno proceso que se expresan en las paredes de la ciudad y quienes tienen una misma técnica, una muy uniforme paleta de colores y apelan el efectismo de temas e iconos recurrentes; no obstante, muestran cierta destreza formal aunque con algunas dificultades en el dibujo. 

Por otro lado, la galería de arte urbano inaugurada el pasado domingo 24 de marzo, ubicada en las inmediaciones del parque de La Memoria, lo que representa un hecho nada menor, porque fue precisamente en este sector donde se presentó la masacre del 16 de mayo de 1998, uno de los sucesos que marcó la ciudad y dejó 32 personas asesinadas por el narcoparamilitarismo. 

Sin embargo, intencionalmente o no, estos artistas le dieron la espalda a la historia reciente de la ciudad y el desgarrador suceso nada les dijo; esta declaración se materializa en lo que expresaron los creadores y para algunos se constituye en gesto desideologización del espacio mismo, de desmemoria, como lo diría Eduardo Galeano; al mismo tiempo, este desafortunado olvido podría estar al mismo nivel de la estrategia empleada por la derecha colombiana, que es secundada por los medios de información, quienes reiteradamente se han opuesto a los resultados de la Comisión de la Verdad y de la Justicia Especial para la Paz, JEP. 

De otro lado, vemos los íconos repetitivos de siempre: iguanas, jaguares, mariposas, garzas, junto a declaraciones de carácter religioso, algo de cómic y una muy lejana representación de lo indígena, que además esta muy de moda, en todo el arte. Todo esto denota hasta donde ha llegado la investigación que hacen los artistas de Barrancabermeja, quienes se quedaron en esa noción romántica del arte como inspiración o de la pintura automática del dadaísmo; mientras que hoy todo hechos artístico están soportado en la investigación, porque lo que nace de llana espontaneidad no es arte. 

También, vemos algunas firmas sobre el espacio; este gesto se usó a finales de los años 80 y 90´s en New York y se impuso en todo occidente, quizás por el momento histórico dominado por la globalización (estrategia de homogeneización y cristalización de la conciencia social), que en cierta medida dio sus frutos porque la relaciones sociales que hoy planteamos son un reflejo de ello; todo esto impuesto desde los Estados Unidos por los Bush y Reagan, y de la espeluznante líder conservadora Margaret Tacher; pero hoy esas letras góticas ya no funciona ni nos dicen nada. 

En este punto también hay que advertir que tampoco se trata de usar la pared para hacer consignas, sino de preguntarnos cómo vamos a intervenir y de qué nuevos sentidos vamos a dotar el espacio público: porque si la idea de la Administración Municipal es promover verdaderas propuestas de street art que se conviertan en referente e impulsen el turismo cultural como lo propone el Gobierno Nacional, estamos muy lejos de ello; tal como lo ha hecho Bogotá y el mismo Londres, donde se ofrece un recorrido por toda la capital inglesa para observar la fundamental obra de Bansky. 

La gestión 

(De izq. a Der). Secretario Distrital de Cultura Alexis Guerrero Sánchez: Alcalde Distrital, Jonathan Stivel Vásquez Gómez y el artistas Juan Carlos Ardila Beleño.  

En este punto es importante problematizar en ¿Cuál es el concepto de cultura que define al quehacer de los artistas de Barrancabermeja? ¿Cómo se realizan los procesos de gestión y cuáles son sus alcances? ¿Cómo se adelantan las convocatorias y bajo qué determinantes? ¿Dónde interviene la curaduría?

Preguntas que esperan sus respuesta y a las que necesariamente deben ser planteadas en las discusión permanente sobre lo que está haciendo el movimiento artístico, los alcances de los procesos y el quehacer de los trabajadores de la cultura de la ciudad; eso sí muy aparte de los cuestionados mecanismos de tercerización de la contratación pública y con la que parte de los recursos destinados terminan en manos de quienes ni siquiera son de la ciudad, como lo hace el Centro Cultural del Oriente, y con la que se pagan presuntamente favores políticos, se cumple con la clientela y que deja entrever el poder del fantasmagórico del operador. 

Ahora bien, en momentos en que se define la ruta para los próximos cuatro años del Distrito de Barrancabermeja, también sería importante conocer o definir si los creadores han intervenido en del Plan de Desarrollo, tal como lo contempla la Ley 152 del 15 de julio de 1994 y su posteriores avances, porque no solo se trata de convocar a los creadores y gestores para escucharlos, sino cuánto de sus proyectos se materializaran y cuál va hacer la definición de su quehacer. Sería interesante. Así cómo cuál va hacer la política de artes plásticas y visuales de Barrancabermeja. 

Las fotografías 

Ante lo que defino como gestos plásticos, mi mirada sobre ellos y ante estas realidades a las que me refiero, me propuse abordar la construcción de imágenes con cierto humor(las primeras tres) y como una indagación de lo lúdico, con el fin de posibilitar otras lecturas y observar el uso social que hacen los transeúntes de las propuesta plásticas, porque no se trata se salir a pasear sino de indagar sobre nuestra realidad. 

En este orden de ideas, la intención no es presentar conceptos concluyentes, sino de abrir la posibilidad de la discusión, si se quiere con quienes así se lo permitan, no de la incapacidad reduccionista de definir sus inamovibles categóricos de lo irrefutable, sino desde la concepción del arte. 

Esa misma concepción que se propone multiplicar el sentido de los objetos que cotidianamente nos rodean y donde interviene la mirada del artista para dotarlos de nuevos valores significantes al atreverse a exponerlos por fuera de su contexto habitual; así como las prácticas y los hechos producidos por las comunidades 

Desde esta perspectiva se trata de abordar la creación de objetos por fuera de su singular rutina, de permitir percibirlos desprovisto de ella y así crear nuevas piezas con esa polifonía de voces, tal como nos los propone Jacques Lacan quien indicó que un objeto es elevado a la categoría de arte no por lo que yo observo sino por el dialogo que establece con mi[s] sentido[s].

Fotografias: ©ArtistasZona, marzo de 2024.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Se suma al balance la disputa de la memoria en el espacio público, antes de la intervención muralsita , el parque del sector había sido empezado a ser denominado " parque de la muerte " y el ejercicio finalmente logró referenciar la toponimia de " parque de la memoria "