viernes, 16 de enero de 2009

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Israel, Terrorismo de Estado

2 comentarios:

VictorHugo dijo...

Este artículo ha sido rechazado:

Como el Talmud y otros preceptos condicionan la mente de muchos judíos
by extraído de Wippipedia • Saturday, Jan. 10, 2009 at 5:08 PM
Todas las religiones son una nefasta ignorancia que afecta aun a la humanidad.

Toda religión perturba las mentes humanas.

Muchos judíos comprenden esto.

Pero como pueblo sometido desde niños en su particular formación religiosa y de tradición por las escuelas talmúdicas y de los distintos preceptos judaicos, a una mayoría se les lava el cerebro con las creencias de superioridad racial, y su separación drástica de todos los otros pueblos.

Así crecen con la creencia de que son diferentes a los demás (son el pueblo elegido), y por consiguiente su intolerancia racista que llega a alcanzar la demencia aun crean la fantasía que son los demás pueblos quienes los segregan sin admitir que es su propia formación cultural la que provoca esa separación.

Basta pasar lectura a solo algunos de los preceptos de su formación con el talmud y sus diversas leyes para comprender a que grado de enfermedad ha llegado su clase dirigente y la mayoría de los askenazis que controlan hoy Israel para que cometan su enfrentamiento al resto de la humanidad

Y es tal su obstinación que han plasmado un Estado cuyas leyes fundamentalistas son las más racistas que se puedan encontrar entre todos los pueblos de la tierra.

Veamos solo algunas de estas enseñanzas que reciben en su formación, podrá decirse que son leyes antiguas, pero el hecho concreto es que hoy continúan enseñándose:

En el libro Qabbalah ad Pentateucum, (fol. 97, 3), los judíos se glorifican de esta manera a sí mismos:

«Dios se muestra en la tierra en las semblanzas del judío: Judío, Judas, Judá, Jevah o Jehová, son el mismo y único ser. El hebreo es el Dios viviente, el Dios encarna¬do; es el hombre celeste, el Adán Kadmón. Los otros hombres son terrestres, de raza inferior. Sólo existen para servir al hebreo; son pequeñas bestias.»

En el mismo Talmud, III Parte o Naschim, (en el libro Kethubot, fol. 111 b), se puede leer lo siguiente:

«El Mesías (aún esperado por los hebreos) dará a los judíos el gobierno real del mundo; todos los pueblos les servirán y todos los reinos les serán sometidos.»

«Pero esa época será precedida por una gran guerra en la que las dos terceras partes de los pueblos perecerán. Los judíos necesitarán siete años para quemar las armas conquistadas.» (En el Abramanel, Masmia Jeshua, fol. 49 a).

Y nada menos que llegan a establecer un parangón entre la sabiduría rabínica y la del mismo Dios. Algo insólito. En la II Parte de la Misná, o sea, en el Moed, en su último libro o tratado llamado Chaniga, se puede leer asi¬mismo:

«Dios, el Señor, pide a menudo su opinión a los rabi¬nos en la tierra, cuando en el cielo se presenta una cuestión difícil en cuanto a la Ley». Opinión esta defendida, ade¬más, por el rabino Menachen al que le siguen otros.

Y se puede subrayar esta otra:

«Jehová mismo, en el cielo, estudia el Talmud de pie. Tal es el respeto que tiene por este libro.» (Trat. Mechilla).

El respeto al sábado siempre ha sido proverbial entre los judíos, pero la referencia talmúdica al mismo sobrepa¬sa toda medida de fe, y por otra parte, nos permite observar una vez más como al akum se le atribuye un tercer puesto, después de los animales. Veamos:

«Si alguien está de viaje y el sabat ya ha comenzado, y tiene dinero consigo, y va con un burro y con un no judío, entonces no debe cargar con dinero al burro, sino entre¬garlo al no judío, pues el descanso sabático del burro también le está ordenado, pero el descanso del no judío no está ordenado.»

Sobre los bienes de los no judíos hay varias prescripciones talmúdicas, pero baste citar algunas para formar idea clara de la falta de la más mínima consideración:

«Las propiedades de los goim son y tienen la reputa¬ción de un desierto o de las arenas del mar, quien las ocupare primero (entre los judíos), será su legítimo po¬seedor. »

«Los bienes de un no judío son como un bien mostren¬co, y el que viene primero, éste toma posesión de ellos.» (Choschen Hammischpat, 156.5).

Comentando estos preceptos el rabino Isidoro Loeb, escribía en 1892, en su obra «La literatura de los pobres de la Biblia»:

«Toda la fortuna de las naciones pasará al pueblo judío; el fruto de los graneros de Egipto, los ahorros de Etiopía, serán de él; marcharán detrás del pueblo judío, encadenados, como cautivos, y se prosternarán a sus plantas. »

Otro precepto que viene a incidir en lo mismo, se encuentra en el libro Sepher Ikarim,
«Dios ha dado a los judíos poder sobre la fortuna y la vida de todos los pueblos.»

El escritor judío Marcus Eli Ravage, nacido en Ruma¬nia en 1884 y emigrado desde joven a Estados Unidos, en donde estudió, con estancias en París, escribió en The Century Magazine de enero de 1928, vol. 115, lo siguien¬te, contradictorio en sí mismo:

«En tiempos de guerra nos sustraemos a nuestro deber por la Patria, porque por naturaleza y tradición somos pacíficos. Somos los archi-instigadores de guerras mun¬diales y los principales beneficiarios de tales guerras.»

Ya el rabino Jochanan había llevado al Pasachim (113, A), esta advertencia: «Si vas a la guerra no vayas en pri¬mera fila, sino en las últimas, así podrás ser el primero en volver.» Excusado decir que se refiere a las guerras que ellos promueven entre las demás naciones, aunque les acojan de buena fe. En Israel no se acepta la objeción militar.

Sobre la usura, el criterio lo tienen muy claro, apare¬ciendo coincidente y reiterativo. En el libro Sanhedrín (fol. 16.2), se prescribe que: Está prohibido prestar sin usura a los no hebreos.

En el Sepher de Maimónides (fol. 73.4), se recalca como en un mandamiento lo siguiente:

«Dios ha ordenado practicar la usura respecto a un goim, y no prestarle dinero sino únicamente cuando nos pague intereses, de tal manera que en lugar de facilitarle ayuda, nosotros debemos crearle dificultades, aun cuando él nos es útil.»

Comentando la misma máxima el rabino Schwabe -citado por Traian Romanescu-, escribe al respecto:

«Si un cristiano necesita dinero, el judío sabrá enga¬ñarlo; él añadirá interés usurero a interés usurero, hasta que la suma esté tan elevada que el cristiano no podrá pagarla sin vender sus bienes, o hasta que la suma monte a tanto que el judío pueda comenzar un proceso y obtener de los jueces el derecho a tomar posesión de sus bienes.»

El escritor judío Teodoro Reinach, pretende explicar -nunca justificar-, esta inclinación de los suyos dicien¬do que los judíos aprendieron las artes del comercio y de la usura, de los griegos, y que esta afición vino a Judea de la Diáspora, especialmente de Egipto.
También se ocupan de la hipocresía y del juramento. Dice el rabino Bechaf: «La hipocresía está permitida, cuando el judío la necesita, y cuando tiene motivos de temer. Que él honre al no judío y le diga ´os amo´, en tales circunstancias. »

Maimónides, interpretando el no matarás, dice que significa que «no se debe matar a un israelita, pero los goim, hijos de Noé y los herejes, no son israelitas», (Iad Chazakah, Hilkhoth Rozeach y, Hilkhoth Melachim). Del mismo modo que hace estas otras inmo¬rales interpretaciones: Está permitido abusar de una mujer infiel, es decir, no judía. Y en cuanto al mandamiento no robarás, significa que no se puede robar a un hombre, es decir, a un judío.

El asesinato se prescribe, al menos, en varios pasajes del Talmud, que reseñamos seguidamente:

«El judío que mata a un cristiano, no comete ningún pecado, sino que ofrece un sacrificio grato a Dios.» (Sepher Or Israel, 177 b, y en Ialkut Simoni 245).

De igual modo también se repite lo siguiente en el libro Zohar (I, 38 b y 39 a): «Los que matan a los cristianos, tendrán un lugar elevado en el cielo.»

Asimismo consta en Iore Dea (158.1), que: «A los akum que no son enemigos nuestros, no se les debe matar di¬rectamente, no obstante, no se les debe salvar del peligro de muerte. Por ejemplo, si ves a alguno de ellos caer dentro del mar, no lo saques afuera a menos que él te prometa darte dinero. »

Precepto este último, que reafirma el judío Maimónides (en Hilkhoth Akum, X.I), en parecidos términos, que son estos:«No tengas piedad alguna por ellos, porque se ha dicho: ´No muestres ninguna misericordia hacia ellos´.» (Aludiendo quizá al Deuteronomio, 7, 2). «Por lo tanto, si ves a un akum en dificultad o ahogándose, no acudas en su ayuda. Y si está en peligro de muerte, no lo salves de la muerte. Pero no está bien matarlo con tus propias manos, empujándolo dentro de un pozo o de cualquier otra mane¬ra, si no está en guerra contra nosotros.»

Y escribe seguidamente: «Estas cosas están dirigidas contra los idólatras. Pero también para los israelitas que dejan su religión y se convierten en epicúreos, pues deben ser muertos, y debemos perseguirlos hasta el final. Porque ellos acongojan a Israel y apartan a la gente de Dios.»

A los judíos ni siquiera les está permitido enseñar nin¬gún oficio a los akum, ni hacerle regalos gratuitamente; sólo se permite a un judío hacer regalos a los gentiles que él conoce, y con la esperanza de obtener de ellos alguna recompensa. (Iore Dea, 151.11).

VictorHugo dijo...

Mi mensaje a Occidente
Ismail Haniyeh *
Primer Ministro del gobierno palestino en Gaza
Traducido por Nadia Hasan y revisado por Caty R.

Escribo este artículo a los lectores occidentales de todo el espectro político y social mientras la maquinaria de guerra israelí continúa la matanza de mi pueblo en Gaza. Hasta la fecha, más de 1.000 personas han sido asesinadas, la mitad de las cuales son mujeres y niños. La semana pasada el bombardeo a la escuela de la UNRWA (Agencia de ayuda a los refugiados de las Naciones Unidas) en el campamento de refugiados de Jabalya fue uno de los crímenes más despreciables que se puedan imaginar, mientras cientos de civiles debieron abandonar sus hogares en busca de refugio en la sede del organismo internacional sólo para resultar bombardeados sin piedad por Israel. Cuarenta y seis niños y mujeres fueron asesinados en ese odioso ataque y decenas de personas más resultaron heridas.

Evidentemente, la retirada de Israel de la Franja de Gaza en 2005 no puso fin a su ocupación ni, en consecuencia, a sus obligaciones internacionales como potencia ocupante. Siguió controlando y dominando nuestras fronteras por tierra, mar y aire. De hecho, las Naciones Unidas han confirmado que entre 2005 y 2008, el ejército israelí mató a casi 1.250 palestinos en Gaza, incluidos 222 niños. Durante la mayor parte de este período los cruces de frontera permanecieron cerrados, permitiendo sólo el acceso de una cantidad limitada de alimentos, combustible industrial, alimentos para animales y otros artículos esenciales.

A pesar de sus frenéticos esfuerzos por ocultarlo, la causa fundamental de la guerra criminal de Israel en Gaza es la elección de 2006, que dio la victoria a Hamás por una amplia mayoría. Lo que ocurrió después fue que Israel, junto con Estados Unidos y la Unión Europea, unieron sus fuerzas con el fin de anular la voluntad democrática del pueblo palestino. Decidieron, en primer lugar, revertir la decisión del pueblo a través de la obstrucción de la formación de un gobierno de unidad nacional, y a continuación convirtiendo en un infierno la vida del pueblo palestino por medio de la asfixia económica. El abyecto fracaso de todas estas maquinaciones, finalmente, ha conducido a esta guerra cruel. El objetivo de Israel es acallar todas las voces que expresan la voluntad de los palestinos para después imponer sus propios términos para una solución definitiva privándonos de nuestra tierra, nuestro derecho a Jerusalén como la capital de nuestro legítimo futuro Estado y del derecho de los refugiados palestinos a regresar a sus hogares.

En última instancia, el sitio completo en Gaza, que viola manifiestamente la Cuarta Convención de Ginebra, impide la entrada de la mayoría de los suministros médicos básicos para nuestros hospitales. Está prohibida la entrega de combustible y suministro de electricidad a nuestra población. Y encima de toda esta falta de humanidad, se nos niegan la comida y la libertad de movimientos, e incluso la posibilidad de acceder a tratamiento médico. Esto condujo a la muerte, que se podría haber evitado, de cientos de pacientes y a una espiral creciente de malnutrición entre los niños.

Los palestinos están horrorizados de que los miembros de la Unión Europea no vean este vergonzoso estado de sitio como una forma de agresión. A pesar de la abrumadora evidencia, afirman sin vergüenza que Hamás causó esta catástrofe al pueblo palestino al no renovar la tregua. Sin embargo, nos preguntamos, ¿Israel cumplió con los términos del alto al fuego mediado por Egipto en junio? No lo hizo. El acuerdo estipulaba un levantamiento del sitio y el fin de los ataques en Cisjordania y la Franja de Gaza. A pesar de todo nuestro respeto a los términos del acuerdo, los israelíes continuaron con el asesinato de palestinos en Gaza, así como en Cisjordania, durante lo que fue conocido como el año de la paz de Anápolis.

Ninguna de las atrocidades cometidas contra de nuestras escuelas, universidades, mezquitas, ministerios e infraestructura civil, nos disuaden de la reivindicación de nuestros derechos nacionales. No cabe duda de que Israel podría destruir todos los edificios en la Franja de Gaza, pero nunca destruirá nuestra determinación o resolución de vivir con dignidad en nuestra tierra. Si agrupar a los civiles en un edificio para después bombardearlos o utilizar bombas de fósforo y misiles no son crímenes de guerra, ¿qué son? ¿Cuántos tratados y convenios internacionales tienen que violar el Estado sionista de Israel antes de que le pidan cuentas? No hay ni una ciudad en el mundo donde las personas libres y decentes no expresen su indignación por esta brutal opresión. Ni Palestina ni el mundo serán los mismos después de estos crímenes.

Sólo hay un camino a seguir, no hay otro. Nuestras condiciones para un nuevo alto el fuego son claras y simples. Israel debe poner fin a su guerra criminal y a la masacre de nuestro pueblo, levantar completa e incondicionalmente su asedio en la Franja de Gaza, abrir todos los pasos fronterizos y retirarse completamente de Gaza. Después de esto podríamos considerar futuras opciones. En última instancia, los palestinos son un pueblo que lucha por librarse de la ocupación, por el establecimiento de un Estado independiente con Jerusalén como su capital y el retorno de los refugiados a sus pueblos de los que fueron expulsados. Sea cual sea el coste, la continuación de las masacres de Israel no quebrantará nuestra voluntad ni nuestra aspiración a la libertad y la independencia.

Fuente: http://www.palestinechronicle.com/view_article_details.php?id=14679
(Este texto se publicó originalmente en el British Independient el 15 de enero de 2009)