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martes, 10 de diciembre de 2024

CUANDO EL RÍO SUENA, LAS VOCES DE LAS CANTAORAS DE BARRANCABERMEJA

Las cantaoras con la cadencia de sus voces navegan al ritmo del río grande por el caudal de nuestra memoria. Ellas, con sus tamboras, son la declaración contemporánea de una historia de resistencia.
Fue durante la segunda oleada migratoria cuando llegaron a Barrancabermeja cientos de hombres y mujeres de los pueblos de las riberas del río, atraídos por la industria petrolera. Este hecho ocurrió después de que el gobierno conservador de José Vicente Concha protocolizara la venta de la Concesión de Mares a la empresa estadounidense Tropical Oil Company (Troco), el 15 de junio de 1916 en la jurisdicción del pozo 'Las Infantas', ubicado cerca de la intersección de los ríos La Colorada y Oponcito.

Años antes, el poeta negro Candelario Obeso Hernández escribió: “Yo seré siempre er que soi”(Yo seré siempre el que soy), así como esta declaración de identidad que deambula entre los pueblos del río Magdalena, llegaron al puerto petrolero nuevas estéticas que se expresan en otras formas de narrar, de sentir, de relacionarse y de percibir el mundo. 

Ahí viene la luna, ahí viene 
Con su lumbre y claridad; 
Ella viene y yo me voy A pescar… 

(Calendario Obeso H. Canción del pescador, 

Y con ellos llegó el ritmo del bullerengue, que venía a contracorriente navegando río arriba desde las espesas selvas del Tapón del Darién donde ya habitaban los Mandingá, esclavizados en el África Occidental por los blancos europeos. Este pueblo subió por el Pacífico colombiano y se asentó en los palenques del Mamoní o Santiago del Príncipe en la Comarca de Kuna Yala, donde compartían el territorio con las naciones originarias de esta zona limítrofe entre Colombia y Panamá. 

El Bullerengue significa "pollerón" o falda tradicional usada durante las fiestas, aunque algunos autores señalan que hace referencia a la conjunción de los vocablos "bulla" y "arenga". El ritmo que zarpó lentamente hacia el Caribe y llegó a Cartagena de Indias. Más tarde, de la mano de los cimarrones de San Basilio de Palenque, incursionó en el territorio nacional mientras surcaban el río grande hasta llegar a Honda (Tolima), de camino a la capital del país: "El turbio Magdalena y majestuoso al impulso impetuoso de rápido vapor subí afligido" (Candelario Obesos H.).


El Llanito 

De los 1.274 km² de extensión territorial en Barrancabermeja, la zona urbana representa el 2.52 % de su área total, la cual se encuentra dividida en seis (6) corregimientos y siete (7) comunas; sin embargo, fue durante la presidencia del Centro Democrático en manos de Iván Duque Márquez cuando la codicia de la clase política logró aprobar el Acto Legislativo No. 269 de 2018 Cámara - 10 de 2018 del Senado, que le otorgó al ente territorial la categoría de Distrito Especial Portuario, Biodiverso, Industrial y Turístico en el Departamento de Santander”, sin contar con los requisitos exigidos por la ley para serlo; por eso, algunos vaticinan que así como se cayó el Acuerdo Municipal que aprobó el Concejo para actualizar el Plan de Ordenamiento Territorial (POT), también es posible que este sea revocado. 

Por otro lado, la presencia del Fenómeno del Niño generó que el Distrito de Barrancabermeja viviera una de sus peores crisis ambientales durante los primeros meses de este 2024. A pesar de estar rodeada por las ciénagas de Chucurí, El Llanito, San Silvestre, Guadualito, Juan Esteban, Zarzal, Brava, Miramar, Guamo, La Cira, El Salado, Zapatero, Sábalo, El Tigre, Tierradentro y Opón, el fracasado ejercicio de planeación territorial no tenía el agua como eje central y sistema bioestratégico de desarrollo para la ciudad, sino que estaba pensado solo para viabilizar el proyecto de remodelación urbana del puerto emprendida por el anterior alcalde de Movimiento Alternativo Indígena y Social (MAIS), Alfonso Eljach Manrique (Ver aquí texto link). 

El fenómeno climático dejó secos los complejos cenagosos, hecho que afectó a la comunidad del Corregimiento del Llanito, que se encuentra a 16 km (40 minutos) del casco urbano y que es un tradicional pueblo de pescadores artesanales que pasó de tener 70 construcciones en 1940(1) a contar en la actualidad con 4200 habitantes y cuya actividad fundamental es el ecoturismo. 

Esta realidad contrasta con la del país, porque mientras la industria del turismo presenta un crecimiento del 10,2 % durante los dos primeros años de la presidencia de Gustavo Petro, en Barrancabermeja, la inseguridad, la ineficiencia administrativa en la planeación y ejecución de las obras de infraestructura, junto con la falta de credibilidad de la clase política debido a los escándalos por corrupción y la crisis climática, tienen sumido a este sector económico en una profunda crisis en la ciudad. 

Para completar los recursos del Distrito, se invierten en Ferias y Fiestas, que es la estrategia utilizada por la actual administración del alcalde Jonathan Stivel Vásquez Gómez y su secretario de Cultura, Turismo y Patrimonio, Alexis Sánchez Guerrero, para atraer turistas a la ciudad. Tal como lo hicieron con el contrato de la conmemoración del cumpleaños de la ciudad, que se tercerizó con la Corporación Centro Cultural del Oriente de Bucaramanga, bajo la figura de convenio interadministrativo. El valor de este contrato ascendió a 4.690.805.358 millones de pesos, que no ingresaron a los circuitos económicos locales, sino que salieron de la ciudad. Mientras tanto, los Llaniteros siguen esperando verdaderos proyectos de reactivación. (Ver artículo aquí). 

Otro factor que afectó a los Llaniteros ha sido los derrames de crudo por la rotura del oleoducto que transporta los hidrocarburos desde la Refinería de Barrancabermeja o por la cercanía de los pozos a los complejos hídricos del Corregimiento; aún hoy la comunidad recuerda los derrames de petróleo del 2015 y también el desastre ecológico que provocó el pozo Lisama 158, que dejó arruinadas a las familias de pescadores. Además, la construcción de la Represa del Sogamoso, momento en la que Horacio Serpa Uribe (Ver Artículo Aquí) decidió entregarle el departamento de Santander a los paisas; está infraestructura afectó la dinámica hídrica y por ende la producción del pescado en la Ciénaga del Llanito, tal como lo habían pronosticado sus pobladores. 

Hay que señalar que también, durante el periodo de la violencia narcoparamilitar que vivió la ciudad desde mediados de la década de 1980, los grupos criminales de la ultraderecha colombiana constituyeron una red delincuencial para extraer hidrocarburos del tubo (oleoducto) y durante este robo continuado al país se presentaron otros derrames. 

Asimismo, El Llanito fue considerado como corredor estratégico para el transporte de estupefacientes a finales de los años 90, es decir, el grupo que controlaba la ciénaga dominaba el negocio de las drogas en Barrancabermeja y según los datos del Centro Nacional de Memoria Histórica “en la región del Magdalena Medio se desmovilizaron cerca de 6.000 hombres de las AUC, muchos de los cuales se reincorporaron a esas nuevas organizaciones que fueron transformándose, mutando y/o exterminándose”. 

De tal manera que el accionar de estos grupos armados al margen de la ley que hacen presencia en la bioregión aún se disputan el control del territorio; este hecho genera en la actualidad la profundización y internalización de las economías ilícitas en los circuitos económicos de la ciudad que la convirtieron en la lavandería de activos más grande del país; además, deja una comunidad fracturada y la normalización del uso de lo paraestatal en la resolución de los conflictos. 

Mientras tanto, comunidades como las del Llanito resisten y sin olvidar a sus muertos, como al líder de la Asociación Pescadores y Acuicultores del Llanito (APALL), Luis Alberto Arango Crespo, asesinado por "Los Rastrojos" el 12 de febrero de 2009: "se convirtió en un caso emblemático del conflicto armado colombiano porque él era el representante de un sector, el de los pescadores artesanales, que ha sufrido calladamente los efectos del conflicto armado... El liderazgo de Lucho como defensor de la ecología de la ciénaga, su lucha en contra del uso del trasmallo (un arte ilegal de pesca) y su llamado a las autoridades para que vigilaran la ciénaga y sus caños puso en riesgo la impunidad con la que se movían Los Rastrojos" (Centro Nacional de Memoria Histórica, 2015).

Llanitambó, Las Potes 

¿Porque me ves la cutis 
De la color de la tinta 
Acaso crees que es negra
También mi alma? 
Candelario Obeso H. Cantos populares de mi tierra. 

Marizoleidis Potes Alvarado 


Cuando éramos niñas, aprendimos que el agua lo era todo. Si para algunos pueblos ancestrales del Caribe, la Sierra Nevada es el corazón del mundo, para nosotros, el corazón del mundo es nuestra ciénaga, porque no puede haber vida sin agua. 

Y esto lo aprendemos desde antes de nacer y de las lecciones de vida que recibimos de nuestros padres, madres, abuelas y abuelos, porque aquí nunca reina el silencio, sino que vibramos con la música que produce este paisaje biodiverso que ha conservado nuestro pueblo anfibio. 

Agua y cultura 

Tal vez por eso, nuestra sensibilidad y forma de ver el mundo es distinta y nace del lenguaje que produce el sonido del agua que nos trae el viento para conversar con el alma. Por eso, cantamos: es una forma de interpretar con nuestra voz el trasegar de la vida y de celebrar incluso los grises y lluviosos atardeceres que a veces entristecen el corazón, o cuando la memoria nos trae a los ausentes como pedagogía contra el olvido. Por eso, cantamos. 

Los comienzos 

Todo comenzó con los grupos juveniles. Fue cuando empezamos a cantar en las celebraciones eclesiásticas; luego en el colegio y hoy tenemos el grupo "Llanitambó", un proceso de construcción colectiva que se ha mantenido solo porque nos gusta la cultura y entendemos que es el único patrimonio que nos identifica y nos une a todos los Llaniteros, señala Marizodelis Potes Contreras, una de las cantaoras del grupo de Tamboras Llanitambó, quien además, estudió Guianza Turística en el SENA. 

Fue en 1996 cuando organizamos el grupo de tamboras con 20 jóvenes y fuimos invitados a presentarnos en Ecuador. En la actualidad, ya contamos con nuevos integrantes y promovemos nuevos talentos para la música, siguiendo la tradición de los músicos llaneros como Marcial Noche y Roberto Benítez. 

El Llanito fue privilegiado por la naturaleza: aquí realizamos avistamiento de aves; podemos encontrar manatíes, nutrias, todo tipo de reptiles, micos, monos y demás especies endémicas del bosque tropical. Por lo tanto, se les ofrece a los turistas un recorrido por la ciénaga. Pero también, no solo queremos que tengan ese contacto directo con la naturaleza para que se sensibilicen con ella y tomen conciencia de lo vital que es hoy protegerla por la emergencia climática que vive el planeta, sino que prueben los suculentos sabores del pescado sudado o frito. 

Pero ahí no queda la cosa, también queremos que nos conozca como somos y nuestras historias; por eso, los domingos y festivos Llanitambó se presenta en varios restaurantes del corregimiento, porque se trata no solo de que te visiten sino de que realmente los turistas tengan una experiencia única de esparcimiento con la naturaleza, que además contribuya a formar valores ecológicos y sentirse orgullosos de lo que somos a través de la cultura. 


Carolina Potes Alvarado 

Desde muy joven participé en muchos concursos de canto y danza en Barrancabermeja, representando a mi colegio. En muchas ocasiones, ocupamos los primeros puestos en los eventos culturales que se organizaban en la ciudad. Durante mi niñez, mi abuelito fue el responsable de despertar en este amor inconfesable por la ciénaga y la cultura. 

Él me enseñó muchas cosas, como pescar, los oficios del campo, los cuentos y numerosas historias de la Ciénega. Muchas de estas historias transitaban entre suspenso y terror, y en ocasiones lograban asustarnos, pero nos encantaba escucharlas y nunca dejamos de hacerlo. Me siento afortunado y agradezco haber podido disfrutar mucho tiempo con mi abuelito, así lo indica Carolina Potes Alvarado, cantaora de Llanitambó, ex edil y miembro de la Junta de Acción Comunal de El Llanito. 

Me acuerdo de que mi abuelo una vez me contó una historia que narraba que en tiempos de Semana Santa, a las 12 de la noche, salía el diablo de la flor de la mata de sábila. Él decía que esa flor la cuidaba el diablo, entonces si uno se la robaba antes de que el diablo la cogiera, traía buena suerte. Aunque siempre fui curiosa, nunca tuve la oportunidad de ver esa flor. 

Lo pedagógico 

Por eso, parte de nuestra labor en Llanitambó es la recuperación de la tradición oral de nuestros ancestros, dado que en la actualidad tanto los medios de comunicación como las redes sociales parecieran estar construidos como plataformas tecnológicas que forman parte de la estrategia para imponernos el olvido, la desmemoria. 

De tal forma que, paulatinamente, estamos recopilando esas historias que aún cuentan los mayores por ahí y por qué no componer algunas canciones para Llanitambó. También me dedico a componer, este es uno de mis sueños: poder tener un repertorio propio que refleje lo que somos. Además, me gusta escribir cuentos y, como fui profesora del ICBF durante ocho (8) años, me parece fundamental poder construir una propuesta pedagógica con enfoque diferencial afro para nuestros niños. 

El grupo 

Nosotros tenemos la voluntad, lo que pasa es que a veces no tenemos los recursos necesarios para mantener un ritmo de producción musical y una gestión cultural para desarrollar estas iniciativas que tenemos y hemos discutido como grupo. En la actualidad, no podemos estar todo el tiempo dedicados a la cultura como debería ser y nos vemos obligados a buscar otras alternativas para sobrevivir. 


Selena Potes Martínez 

A punto de comenzar su tercer semestre de Trabajo Social, Selena Potes Alvarado es parte del grupo de cantaoras del grupo Llanitambó, quien comenzó a presentarse en eventos desde muy niña en la Institución Educativa Técnica San Marcos de El Llanito. 

Desde la primaria, empecé como cantaora en presentaciones culturales del colegio porque me decían que tenía una voz muy buena. Así fue como comencé, colaborando en todo lo que me llamaran en el colegio y tuve la oportunidad de tomar clases de educación vocal para mejorar mis interpretaciones.

Ahora, con Llanitambó somos tres cantaoras las que conformamos la agrupación y con la que nos encontramos no solo para cantar, sino para desarrollar un proyecto que nos permita fortalecer la identidad cultural de la comunidad del corregimiento como un espacio de construcción de paz, que contribuya a mejorar los niveles de calidad de vida, nuestra cohesión como grupo social y vislumbrar otro horizonte de futuro. 

Sobre el futuro

Frente a las realidades que vive Barrancabermeja y la bioregión, es fundamental la recuperación de la memoria. No para quedarnos sumergidos dentro de la tristeza y la nostalgia contemplativa que a veces produce el pasado, sino para reivindicar el presente: de aquello que siempre nos ha pertenecido y nos define como sociedad. Esa es la clave de la cultura, para decirlo en términos musicales. Porque la cultura no es solo una terapia psicosocial para enfrentar los trastornos disfuncionales de la personalidad, como algunos la entienden hoy. Sino que es una perspectiva que nos abre otra posibilidad para entender nuestro papel en el mundo y ser consciente de ello en medio del distópico siglo XXI.

Ahora bien, para esto hace falta una verdadera política cultural en Barrancabermeja, concertada con todos los actores del sector y no diseñada desde los escritorios de los funcionarios del Distrito, dirigida a crear las condiciones necesarias para que los artistas puedan desarrollar sus iniciativas en una ciudad en la que parece que lo único importante es el cemento y no su gente, porque si no fuera así, ya en el Llanito hace años tendría su propia Casa de la Cultura, con una oferta permanente para nuestros niños, niñas y jóvenes, donde los turistas pudieran visitar el museo del pescador o sobre la historia natural de la ciénaga, solo por poner algunos temas. 

Y esta política no solo debe contemplar los estímulos a la creación, sino también a la investigación. Además, debería tener un componente dedicado a los laboratorios de creación y clínicas de artes, que contribuyan a la preparación y asesoría en la producción artística para los creadores, así como al apoyo a la circulación para poder participar en más festivales o residencias como la de ir al Petronio Álvarez, a Ovrjas, San Jacinto, entre otros. Por ejemplo, a nosotros como grupo nos gustaría tener más formación vocal, aprender a producir un demo, sobre cómo realizar montajes de espectáculos, manejar sistemas de sonido y participar en un taller de lutier, para que podamos reparar o hacer nuestros propios instrumentos. 

Finalmente, en mi caso, cantar me ha ayudado a superar mis propios miedos y limitaciones más de lo que imaginaba, porque la verdad nunca pensé estar en un escenario delante de tanta gente, como me pasó hace unas pocas semanas en el corregimiento de El Centro, donde me presenté, puntualizó Selena Potes Martínez.

 
NOTA

(1) [On Line] MONCADA RODRÍGUEZ, Arturo. "Colonizaciones y conflicto social en el Medio Magdalena, Santandereano". https://cercanyas.blogspot.com/p/colonizacion-y-conflictos-sociales.html. 

Fotografías: ©ArtistasZona, 2024.