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martes, 2 de febrero de 2016
EN COLOMBIA, ZIKA, POBREZA Y POLÍTICAS DE ESTADO
¿Por qué se extiende la epidemia?
Por. Victor Hugo
El pasado domingo 31 de enero, el Instituto Nacional de Salud reveló en su último boletín epidemiológico, un preocupante aumento en las cifras de los casos registrados por Zika en el país.
Actualmente, Colombia ha presenta oficialmente 20.297 casos de Zika, entre ellos, 2.116 comprometen a mujeres embarazadas, lo preocupante es estas es que los especialistas señalan que este virus causa daños cerebrales en los recién nacidos, muchos de ellos provocan microcefalia, es decir, malformación del cerebro, niños con su cabeza más pequeña de lo normal, lo que puede producir la muerte.
Sin embargo, la cifras siempre maquillan la realidad o los funcionarios públicos del Sistema Regional de Salud, como sucede en el Magdalena, no cumplen estrictamente con los protocolos y no reportan los casos sospechosos, tampoco envían las muestras respectivas al laboratorio o simplemente no se piden o se dilatan, con el fin de bajar las estadísticas y no crear condiciones adversas a la temporada turística que acaba de terminar.
No obstante, el hecho fue ampliamente registrado por los medios comerciales de información en Colombia; de tal manera, que para ellos los números era la evidenciaban de una contundente derrota del país frente al avance de la epidemia.
En esta perspectiva, las medidas tomadas por el Estado colombiano, perdieron la batalla; no obstante, los periodistas de las multinacionales de la información en Colombia ni siquiera se atrevieron a preguntarse por las causas reales que originan el vector endémico entre los sectores populares del país, es decir, los pobres. Y es que las estadísticas siempre esconden e invisibilizan los rostros y dejan en el anonimato a la realidad.
De otra parte, no es del todo cierto que unos sean más cuidadosos o que otros emprendan acciones concretas de autocuidado o adopten las medidas necesarias para crear mejores condiciones de higiene que favorezcan su salud o se sensibilicen más rápidamente frente a las campañas educativas realizadas por las diferentes entidades de salud en el ámbito local, regional o nacional: ¿Acaso las distintas piezas publicitarias no están arrojando los resultados esperados?
Además, cabría preguntarse: ¿Por qué siempre fracasan las estrategias de difusión y la propaganda dirigida a la prevención y si triunfan la campañas comerciales que nos invitan a consumir más? ¿Cuál es la diferencia? ¿Será a caso que las multinacionales farmacéuticas, los funcionarios públicos y el sector privado, están empeñados que las comunidades no asuman el control de su autocuidado y fracase todo intento de autogestión de los vectores endémicos, con el propósito de favorecerse de la demanda de sus fármacos, los contratos por cuenta de la declaratorias de emergencia manifiestas y el aumento de sus ventas por culpa de la enfermedad?
De igual manera, ¿Qué venden los medios comerciales de información revelando las cifras sin presentar la realidad del país: el pánico nacional y los repelentes contra el mosquito aedes aegypti. Acaso todos podemos comprar los famosos repelentes de las multinacionales extranjeras?
La realidad que no cuentan
Visto desde otra perspectiva, como es posible detener el avance de la epidemia si gran parte de los municipios pobres del país no cuentan hoy con sistemas de saneamiento básico decentes, que les permita a las comunidades mejores condiciones para prevenir el virus?
Veamos un ejemplo: En el departamento del Magdalena, con el famoso Plan Departamental de Agua, PDA, se le prometió a los 29 municipios que saldrían de una vez por todas de las crisis del agua donde aún se encuentran inmersos, dejando a su paso sistemas de saneamiento básico instalados en cada uno de sus centros poblados, del área urbana o rural. Este anunció lleno de esperanza a la población magdalenense en el 2005, quienes recibieron con gran expectativa esta positiva noticia de la Administración Departamental y las diferentes entidades del Gobierno Nacional comprometidos en la tarea.
Hoy, 10 años después y por citar sólo un caso, en el Municipio de Ariguaní se ha realizado una inversión cerca de los $9.496 millones; a pesar de ello todavía los ariguanenses no cuentan con un servicio optimo ni mucho menos con un sistema de alcantarillado.
Sin embargo, en lo que respecta al alcantarillado de Ariguaní, es importante señalar que desde el 2009, con recursos del PDA, se inició su primera etapa en la que se construyó la red de recolección y manjoles en los barrios 20 Mayo, La Florida y Los Nogales; a pesar de ello, hoy son recursos enterrados que no le prestan ningún servicio a la comunidad ariguanense, dado que no se construyeron las instalaciones domiciliarias, la laguna de oxidación ni el emisario final.
Algo semejante ocurre en los demás municipio del departamento, donde muchas de sus comunidades ni tienen un acueductos digno ni mucho menos servicio de alcantarillado, pero si una entidad como Aguas del Magdalena E.S.P. S.A convertida en una apetitosa dependencia debido al atractivo presupuesto que maneja y es un verdadero fortín burocrático, que se lo disputan los distintos grupos políticos de Santa Marta.
Mientras tanto, muchos magdalenenses se siguen preguntando si una de las metas trazados por Aguas del Magdalena como es el de “realizar inversiones en infraestructura para los sistemas de acueducto alcantarillado y aguas residuales para incrementar las coberturas reales urbanas de acueducto y alcantarillado a 95% y 85%, respectivamente”, algún día se cumplirá.
Para completar, el servicio de recolección domiciliaria de residuos urbanos es deficiente en todo el departamento y en algunos casos se realiza de manera anti-técnica, ya que existen municipios donde aún se emplean tractores en los recorridos, cuando tienen la fortuna de contar con el combustible para hacerlo y una vez cada mes logran culminar su recorrido en las cabeceras municipales, señalaron algunos presidentes de las Juntas de Acción consultados; además, ni que decir de los “rellenos sanitarios”, en los que se invirtieron miles de millones de pesos y que nunca funcionaron ni prestaron el servicio para lo que fueron construidos y hoy están convertidos en botaderos a cielo abierto.
Por si no fuera poco, ante el déficit de vivienda que se vive en el Magdalena y porque no decirlo, en todo el Caribe colombiano, pululan barrios subnormales, en agrestes sectores marginales, muchos de ellos ubicados en zonas de alto riesgo, con pésimas vías de acceso, en precarias condiciones habitacionales y donde conviven más de tres familias hacinadas por unidad residencial.
Frente a estas realidades y la pobreza de más del 60% en que viven los colombianos, cabe resaltar que el país suramericano es el más desigualdad de la región y donde sólo “el 20 por ciento de los ingresos en Colombia están en manos del 1 por ciento de la población”, como lo señala el economista francés, Thomas Piketty.
Bajo esta verdades, cualquier protocolo del Ministerio de Salud se convierte en un simple saludo a la bandera, sin ninguna consecuencia real y efectiva en la tarea de reducir los vectores endémicos de esta enfermedad, atendida actualmente con paliativos que nunca atacaran las causas reales de cualquier amenaza epidemiológica, como hoy sucede con el Zika.
Fotografía: ©[ar] actualidad regional. Enero de 2016. ©Piezas educativas: Organización Panamericana de la Salud, OPS, y la Organización Mundial de la Salud, Oficina Regional para las Américas, OMS.
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