jueves, 14 de marzo de 2013

EN SANTA MARTA, EL HALL DEL OLVIDO



Sobre el Callejón del Correo
Por. Victor Hugo

Ciudad que se respete tiene su propia calle o versión del hall de la fama y Santa Marta no se sustrae de la tendencia, sólo que estas no son las estrellas rutilantes del momento, aunque no por ello sus hazañas artísticas queden en el olvido.

Y eso es precisamente lo que Horacio Bernal exhibe todos los días desde hace cinco años en el céntrico Callejón del Correo. Este zapatero, oriundo de Ibague, acaba de cumplir 30 años y es posiblemente uno de los inquilino más antiguos de una esquina que intenta recuperar su memoria.

“Hace tres décadas este callejón estaba olvidado, sin pavimento y sus casas se encontraban abandonadas y en plena decadencia”, recuerda Bernal en medio de los transeúntes que se detienen a ver sus viejos acetatos de 45 revoluciones y quien conoce como nadie la evolución urbana del sector.

Por eso, si de la historia del centro de Santa Marta se trata, Bernal ha sido uno de los testigos impertérritos de una ciudad que en la última década ha visto triplicar su población en medio de un crecimiento desmesurado, sin ningún control ni fuese pensada frente a sus perspectivas de futuro.

En la actualidad, la ciudad todavía no ha resuelto sus altos niveles de pobreza en el que se debaten sus comunidades ni sus inocultables falencias de su infraestructura social y de los urgente retos ambientales, debido al acelerado deterioro de los ecosistemas de su bahía.

“El mercado de los discos es muy reducido, pero no dejan de existir quienes prefieren aún escuchar la música en los tornamesa”, precisa quien intenta sobrevivir del rebusque, como muchos samarios que viven de la informalidad.

Sin embargo, el hombre que expone los tiempos de la fama, recuerda que en alguna ocasión llegó un turista francés le compró 60 disco en un solo día, de estrellas que hoy se eclipsan entre la incandescente pared que los sostiene.

“Los extranjeros siempre compran cumbias y porros, mientras que los de aquí prefieren el vallenato, así son los gustos de mis clientes”, señala Horacio, quien también ofrece el servicio de digitalización de sus discos, porque tampoco quiere estar rezagado de la tecnología.

“Hace escasos años una casa de estas apenas costaba 60 millones, hoy vale más 3000, mientras yo apenas pude terminar mi casa en uno de los barrios más olvidados de Santa Marta como estas estrellas que solo suenan en los tocadiscos.”

Fotografía: ©Hugsh, 2013. El Hall de la Fama.

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