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jueves, 9 de mayo de 2013

BUCARAMANGA, ÉRASE UNA VEZ UN PROYECTO DE CIUDAD




Me gusta...
Por. Victor Hugo

Me gusta... Como Bucaramanga improvisó su futuro en medio de la corrupción de la clase política santandereana y este Concejo que simplemente es un convidado más a la hora del festín burocrático.

Me gusta... Su exacerbado arribismo, la docilidad impasible y la maleabilidad política de su gente violenta de lenguaje procaz, esa que aún se piensa viviendo en un pueblo bonito y glamurosamente chic; mientras se interesa en participar en el lavado del dinero ilícito y guarda un silencio cómplice, bajo el sibilino argumento de los beneficios comunes para su sociedad. Por eso, en los últimos días se respira un creciente miedo en toda la ciudad y desaparece cualquier evidencia de la verdad, como la niebla de muerte que cae sobre el páramo de Santurban.

Me gusta... El incremento del 27% en la tasa de homicidios, 61 muerto en lo que va del 2013, el aumento de la violencia intrafamiliar y el suicidio; mientras la ciudad baila y alimenta su cultura con la precaria estética de las cumbias peruanas, los impolutos valores que proponen los corridos mexicanos y, finalmente, destila su machismo a punta de los inefables vallenatos llorones.

Me gusta… La destrucción de su arquitectura representativa, con el prurito de la modernización y densificación de su centro histórico, claro está bajo la inquietante actitud del Consejo Departamental de Patrimonio, aunque ya lo había dicho Pierre-Joseph Proudhon al señalar que: “La demagogia es la hipocresía del progreso”; quizás, lo mismo sucedió hace 30 años, cuando uno de sus hijos más dilectos, Alejandro Ordóñez, sacó violentamente varios libros de la Biblioteca Gabriel Turbay y ese mismo día, el 13 de mayo a las 8 de la noche en el Parque San Pío X, los quemó en un concurrido acto público; según él eran textos de dudosa reputación para los católicos. Hoy, el hecho sigue alojado en el olvido de la ciudad, la misma que le rinde sentidos homenajes al ilustre Procurador General de la Nación.

Me gusta… Como los peatones y transeúntes somos los culpables de las múltiples infracciones cometidas a diario por tanto conductor asesino al volante y motociclistas fantasmas que pululan por esta ciudad; además, cuando la dirigencia social y política, señalan que la cultura ciudadana es un “sofisma de distracción” y macartizan a los ambientalistas como los talibanes del desarrollo regional.

Me gusta… Me encanta como esta ciudad vio medellinizar sus realidad e hipotecó sus porvenir, arrodillándose ante los intereses antioqueños y extranjeros, legado que dejó Horacio Serpa Uribe a su paso por la Gobernación de Santander, el mismo que se apresta a seguir recogiendo los votos de tanto incauto que vive lo más de “bonito” aquí.

En fin, de Bucaramanga me gusta, que el arte vive lejos... muy lejos de su realidad y que sus artistas son los saltimbanquis contemporáneos de la institucionalidad.
«El hipócrita… no dice lo que piensa porque no quiere ser juzgado […] se niega así mismo porque no quiere enfrentarse a la realidad que le rodea […]» S. Kierkegaard
Fotografía: ©Hugsh, 2013, La de amarillo: Bucaramanga, Me Gusta…

jueves, 28 de febrero de 2013

CULTURA CIUDADANA: CHISTE VIAL O LA NEGACIÓN DEL OTRO


En el transito de la Gregariedad y la identidad
Por. Victor Hugo

A parte de ser un gesto irreverente propio del lenguaje procaz, que hoy a nadie sonroja, si provoca la burla de unos y la desaprobación de las insignes rezanderas; sin embargo, para muchos de los conductores de la vía Bucaramanga-Barrancabermeja el hecho pasa completamente desapercibido.

Lo cierto, es que tener no solo la intención sino la disposición de conseguir los medios necesarios y tomarse el tiempo para descomponer el texto, a partir de la sustracción de algunas letras de un aviso que hace parte de la precaria señalización de esta importante y altamente transitada vía, puede convertirse en una de las más comentadas hazañas del arriesgado ciudadano.

No obstante, el suceso nos invita a reflexionar más haya de la producción del mensaje, porque es parte de ese descolorido reflejo y expresión significativa de como abordamos nuestras realidades y responsabilidades sociales, de la forma como nos relacionamos con el mundo y lo interpretamos.

La intervención sobre el aviso vial se convierte en un indicador de la construcción del sentido de colectividad que hemos alcanzado como sociedad, aparte de los pobres imaginarios inoculados hoy a los ciudadanos por los medios comerciales de información y la escuela, donde el único mensaje que se repite incesantemente es esa asfixiante idea narcisista que el centro del mundo, la realidad y el universo es usted, por eso no es extraño que cada vez más pensar en el otro molesta y siempre terminemos siendo productores de gesto de negación de la otredad.

La afirmación anterior, sin duda contradice una de las más importantes definiciones de las ciencias sociales, dado que la característica esencial del hombre es su gregariedad, aunque los nuevos ritmos globalizadores de la contemporaneidad promuevan más la individuación sobre lo colectivo.

Finalmente, la modelación de estas nuevas “competencias” ciudadanas almidonadas a la piel por la escuela, los mass media y el Estado, junto con la irrupción “extended o extendida” de las tecnologías han contribuido con la aparición de nuevas sintaxis, lenguajes, sensibilidades o sensiblerías y sentidos, que están generando otra transnaturalización, la reconfiguración de la conciencia y nuevas acciones de los hombres sobre su realidad, que nada tiene que ver con construcción de conciencia colectiva, de sociedad.
Fornicación, señores míos, crimen, adulterio, mentiras y el ofertorio, tales son, y siempre serán, los principales motivos de la vida [...] Una sucia farsa interpretada por imbéciles y putas sobre un pobre tablado manejado por un empresario incompetente.
Joseph Conrad
Fotografía: ©Hugsh, Sustracciones.

viernes, 22 de febrero de 2013

ARTE CONTEMPORÁNEO: OTRAS FLORAS URBANAS


Incrustados
Por. Victor Hugo

Como lánguida aparición llena de desprecio frente al enloquecedor deseo de lujuria de ciudad bien puesta y piel encontrada al margen o en las esquinas, por fin soñó la realidad con su propio retrato.

Fueron tan sólo unos segundos, mientras el encuentro transpiraba la melodiosa espera de quien se debate entre el atestado anden, la desconfianza predecible del transeúnte y endemoniado tráfico.

En cuanto el destartalado e inoperante semáforo de la 13 con 37 cambió se atropellaron peatones y vehículos. Siempre ocurre lo mismo, nadie sabe cuando atravesar el desespero del tiempo en medio de estos asesinos al volante, como podría calificarse a los conductores y motociclistas de Bucaramanga. A pesar de ello, algunos entrenados ciudadanos se lanzan y logran cruzar la vía, para ellos el riesgo vale la pena.

Minutos más tarde, sin advertir este trancón de ansiedades y desesperos, reinician nuevamente su marcha. Antes de emprender la fuga, deciden desprenderse de su pasado reciente.

Hoy, nadie quiere llevar consigo sus propios despojos, porque el sólo hecho de pensar en el otro molesta, por eso siempre simulamos como el delincuente al acecho: sin que nadie nos vea.

Así aparecen las otras floras urbanas en esta ciudad, como un acto de desprendimiento sublime y de profunda reflexión contemporánea del consumidor predador. Eso es lo que somos.

Fotografía: ©Hugsh, 2013. Jardín de trepadoras

viernes, 15 de febrero de 2013

ARTE, CULTURA CIUDADANA Y FUTURO





La realidad en vivo y en directo
Por. Victor Hugo

Primero fueron simples palabras sueltas, encendidas y agresivas, acompañadas por la arrogancia del lenguaje que invita a la muerte. Minutos más tarde, no fueron suficiente y el cuerpo entró en la disputa. En ese momento apareció el gesto envenenado, amalgamado con la sed de venganza y sangre.

Así, en cuestión de segundos, dos vendedores ambulantes se persiguieron por todo el Parque García Rovira de Bucaramanga, con navaja en mano. Aunque, minutos antes ya había intervenido la policía tratando de controlar la situación.

Disfuncionalidad, psicopatologías sociales o lumpenización del espacio público, llaman los expertos a estos abruptos comportamientos ciudadanos. Lo cierto es que fenómenos como estos pululan en nuestras ciudades, mientras la inseguridad no da tregua y las políticas públicas de formación ciudadana y construcción de ciudadanía tampoco dan abasto.

La realidad en vivo y en directo parece un juego lejano, tal vez una simple referencia de otras latitudes o un truco alucinante y abyecto protagonizados por otros, producto de odios acumulados y de esta mezquina incertidumbre que nos acobarda o aflora nuestros más primarios instintos.

Todo ello refleja el grado de civilización alcanzado por nuestras sociedades, fruto de una educación que nos lanza al vació sin oportunidades, pero eso si muy cerca de los cementerios donde descasa la  conciencia y nos niega la posibilidad de reinventarnos, de salir de nuestras minorías de edad para propiciar espacios de creación, hoy enajenados por este extraño neopragmatismo utilitarista enquistado en los Estados.

Así, deambulamos, con el acostumbrado credo sadomasoquista sobre nuestro cuerpo, ahora hecho reality por los medios comerciales de información y la industria del entretenimiento; la paciente fe usurera, las puertas traseras para huir del sentimiento de culpa y sus pecados; la corrupción de las altas esferas, la ética puesta en la sala de espera, los prolijos pero agotados discurso de superación personal y su industria editorial; la superstición a cuenta gotas en busca de su propio éxito o lotería de esquina y este cansancio ignoto de siglos a nuestras espaldas.

Quizás, la única salida sea la estrategia esbozada en la vieja consigna de mayo del 68: “Más poesía, menos policía”, dicho de otra forma, menos trasnochada como dirían los editorialistas, columnistas, los tecnócratas y la academia: Ojala el Estado y quienes diseñan las política públicas, entiendan de una vez por todas que el arte y los artistas no son solo sus saltimbanquis contemporáneos (1), porque la cultura debería ser la pieza fundamental del desarrollo de sociedades como la nuestra.

Fotografías: ©Hugsh, 2013. La disputa del paisa.

Nota:

1. “Ministerio de Cultura y los Planes de Desarrollo”, 14 de abril del 2012: “Quizás, esta postura aparentemente aséptica no es sino una estrategia que intenta la despolitización del concepto, con el propósito de impedir que los creadores y gestores repiensen su actividad en el contexto de su realidad, con el fin de instaurar la apropiación y el uso de lo cultural como un simple acto decorativo para el poder y de festivalización de la realidad, utilizando a los artistas como saltimbanquis contemporáneos”.