martes, 18 de febrero de 2025

¿PATRIMONIO CULTURAL? CUANDO LOS ÁRBOLES VOLARON EN BARRANCABERMEJA

 

—¿Cómo se subió ese árbol ahí? La sorpresiva pregunta nos puso a pensar a los dos. A lo mejor nos tienen tanto miedo que ahora trepan las paredes porque tienen ganas de volar, respondió con la convicción que deambula en los ojos cuando el atardecer se esconde detrás del río. 

Ya eran las 5:30 de la tarde y comenzaban a bajar los pescadores, buscando la noche para comenzar la faena que los traerá de vuelta a tierra firme con los primeros vientos de la madrugada. De camino a las ruinas de lo que fuera el puerto, se detuvo don Jesús frente a nosotros, mientras seguíamos con Gabriel sentados frente al árbol. Él sonrió y, con la misma mirada de desconcierto que teníamos, se acercó a nosotros y nos dijo: —Procuren no molestarlo, solo quiere volar, o es que acaso no sabían que todas las noches, cuando hay luna llena, dicen que sacude las hojas tan fuerte que alcanza a volar. 

Todos los que vivimos en la Campana lo sabemos, pero nunca lo hemos visto, aunque sí escuchamos que sobre las tres de la mañana, con la fuerza de la brisa del Magdalena, comienza a elevarse, pero nunca lo hace delante de nadie; además, a esa hora ninguno sale porque hace mucho frío y porque nos puede caer la maldición del olvido y jamás podríamos volver a casa, nos decía mientras se hacia la señal de la cruz afanosamente en latín y en voz baja, in nomine patris, et filii, et spiritus sancti. Amen.

Don Jesús es un hombre solo que lleva en la piel negra las marcas del sol y la dulzura del agua; hoy, a sus 71 años, sigue pescando de madrugada. Todos lo conocemos en la carrera tercera y lo respetamos, no por sus años, sino por la luz de camino que mantiene en su mirada. Cuando pasa por la calle, hay quienes le ofrecen el primer tinto de la mañana, mientras su vecina María José le frita el bocachico que él mismo arrastró con su atarraya. Luego, se sienta en un viejo taburete en la puerta de su rancho de tabla, uno de los primeros que se construyeron en el caserío donde arrancó Barrancabermeja por allá en 1900. 

Y con la certeza del sempiterno tiempo, comienzan a llegar sus amigos a jugar siglo y a tomarse el pocillo de café que les sirve; dicen que es el único que recuerda a todos los que vivían cerca de la San Luis Beltrán, donde fue acólito; por eso, llega mucha gente a preguntarle cosas, secretos y a escuchar sus historias. 

Mientras nos hablaba don Jesús, comenzó a correr la brisa fresca del atardecer y sorpresivamente escuchamos el fuerte movimiento de las hojas del árbol, que siempre parece aferrarse a la pared como si estuviera escalando la historia ignorada por los hombres. 

Recuerden lo que les dije, sentenció don Jesús con su mirada puesta en Gabriel, al tiempo que le decía: —Ahora le tocará ir a contar esta leyenda, que no son las mentiras del político de la vuelta que vino de otro lado de la montaña, compró la tierra de enfrente porque nos iba a traer prosperidad y se quedó con todo, como queriéndonos despojar hasta de la memoria. Recuerden que aquí hasta los árboles vuelan.

Fotografía: ©ArtistasZona. Febrero, 2025. (Foto No. 1: 11 de noviembre 2024; No. 2: 14 de febrero de 2025). Capilla San Luis Beltrán, ubicada en la calle 48 con carrera tercera, fue la primera iglesia construida en Barrancabermeja (1904).

sábado, 15 de febrero de 2025

EN BARRANCABERMEJA, “EPPUR SI MUOVE”, GRACIAS A ECOPETROL


Cuanto más se desvíe una sociedad de la verdad, más odiará a aquellos que la proclaman. 
Lo importante no es mantenerse vivo sino mantenerse humano. 
Georges Orwell 

“Eppur si muove” (“Y sin embargo, se mueve”) al parecer dijo de cara a la muerte ante la Inquisición romana al conocer su condena por herejía y momentos antes de su ejecución, luego de publicar sus diálogos sobre los dos máximos sistemas del mundo (Dialogo sopra i due massimi sistemi del mondo Tolemaico, e Coperniciano), el inventor del telescopio, astrónomo y físico Galileo Galilei, quien hasta su último aliento defendió la evidencia fáctica después de concluir que la Tierra giraba alrededor del Sol. Hoy el mundo celebra los 461 años del natalicio (15 de febrero de 1564, Pisa, Italia) de quien es considerado el padre de la astronomía moderna. 

Por otro lado, una fecha que al parecer pasó inadvertida en Barrancabermeja fue el Día Mundial de los Humedales, que se celebró el pasado 2 de febrero, con el propósito de promover la conciencia colectiva sobre su papel como ecosistemas estratégicos para la conservación, el mantenimiento de la vida y la biodiversidad, así como de los recursos naturales del planeta. Esta fecha conmemora la Convención sobre los Humedales de Importancia Internacional y la adopción del marco regulatorio mundial para su protección; evento que se llevó a cabo el 2 de febrero de 1971 en Ramsar, Irán. 

Importancia 

Estos espejos de agua son reservorios para resguardar la vida y mantener el perfecto equilibrio en los ecosistemas. Según los biólogos, su funcionamiento contribuye a que el 40% de la fauna y la flora del planeta sigan con vida; así mismo, en la actualidad, alrededor de mil millones de personas viven de los bienes y servicios ambientales que producen estos complejos híbridos. Por otra parte, las investigaciones demostraron que en las turberas (tipo de humedal) se condensa el 30% del carbono de la tierra y estos sistemas son los encargados de eliminar los agentes contaminantes de las fuentes de agua. 

De otro lado, los manglares y arrecifes de los humedales nos protegen contra las inundaciones y sequías, al tiempo que fijan la línea de costa y contienen la erosión; finalmente, estos reservorios posibilitan la recreación y el turismo. 

 ¿Ciudad de anfibios? 

A pesar de que en Barrancabermeja está rodeada de ciénagas, como la Miramar, San Silvestre, El Llanito, Brava, Zarzal, Zapatero, Salado, Guadalito, Tierradentro, Sábalo, El Tigre, El Castillo, La Cira, Chucurí y Del Guamo, las instituciones, como la ciudad, durante mucho tiempo han vivido de espaldas a sus complejos hídricos y solo son visibles para sus funcionarios cuando anuncian millonarias inversiones para “recuperarlas”, que nunca han dado los resultados esperados para las comunidades.

Son 50 años que los barranqueños llevamos escuchando lo mismo; en los años 70 y 80 nos bañábamos en las contaminadas aguas de la Ciénaga San Silvestre, sobre las que generalmente veíamos navegar las manchas del aceite derramado por la actividad de la petroquímica, y éramos testigos de muerte masiva de las especies de la ciénaga, hechos que se presentaban regularmente dos veces al año. Así, como nunca pudimos ver los colores de la ciénaga Miramar, la que Ecopetrol convirtió en su cloaca privada.

De otro lado, para nadie es un secreto que la presión antrópica sobre estos ecosistemas por parte de la industria extractiva del petróleo genera todo tipo de desastres ambientales, que hoy seguimos sufriendo en la ciudad. 

Para completar el oscuro panorama, hay que sumarle que durante la presidencia del imputado expresidente Álvaro Uribe Vélez, Ecopetrol quedó en manos de los piasas y a Barrancabermeja llegó una nueva casta de funcionarios públicos y con ellos los emprendedores empresarios que se posesionaron sobre la ciudad, convirtiéndola en una extensión de Medellín y en su “hueco” para los negocios ilegales, al tiempo que los ecosistemas estratégicos de la ciudad se deterioraban. 

Igualmente, el conflicto armado interno y la infinidad de derrames que produjo debido al robo sistemático de hidrocarburos por parte de los narcoparamilitares y de la delincuencia organizada, con la presunta complicidad de altos funcionarios de Ecopetrol, las autoridades locales y de algunas de las familias más poderosas del país, como lo señalan diferentes investigaciones periodísticas que conoce el país. 

Pero también, los emprendedores paisas, al estilo de lo que hizo el narcotraficante antioqueño Pablo Escobar Gaviria con los hipopótamos, trajeron sus grandes negocios, entre ellos la cría de búfalos, y convencieron a los barranqueños que su producto era mejor que la carne de res y promovieron su consumo; de esta forma, y literalmente, los porteños están acabando con ellos mismos, dado que esta especie no es endémica e impacta negativamente sobre los humedales de la ciudad y los está destruyendo; además, deteriora el recambio biótico del Parque Nacional Natural Serranía de los Yariguíes, debido a que somos parte de su zona de amortiguamiento.

A pesar de esto, las comunidades prefieren guardar silencio porque presuntamente el negocio es de la mafia, señalan algunos; mientras las autoridades, la institucionalidad como la universidad (la academia y sus doctores) miran para otro lado como parte de la profundidad de la estupidez estratégica de la ciudad, que ellos representan y de paso los convierte cómplices. 

Pero hablar de esto es una herejía en la ciudad donde, a pesar de todo, la vida se mueve, “eppur si muove”, como claramente aparece en la fotografía. 

Fotografía: @ArtistasZona. Febrero, 2025. Ciénaga Miramar.

martes, 11 de febrero de 2025

CUANDO EL RÍO SUENA, LAS VOCES DE LAS CANTAORAS DE BARRANCABERMEJA: LA AMARIS


Cuando era niña, le insistía a mi abuelo Licinio Rafael Amaris que me llevara a la faena de pesca; no era nada fácil convencerlo. Al final, le decía que, si iba, le preparaba la aguadepanela. Así me iba toda la noche a pescar con ellos, recuerda la cantaora Angie Katherine Ortiz Amaris. 

Él había llegado de Guataca, un corregimiento de Mompox, y resultó conociendo a mi abuela Praxédes Monsalve. Finalmente, juntos llegaron al territorio y arribaron a la vereda La Felicidad, que se encuentra río abajo de camino a Wilches y pertenece a Barrancabermeja. Pero mi abuelo, aparte de ser un gran pescador, había nacido de una familia musical y siempre estaba componiendo algo; por eso, en honor a ellos, los que me criaron y de los que aprendí, mi nombre artístico es “La Amaris”, porque toda esta tradición cultural y el talento logró transmitirlo a las nuevas generaciones, primero a sus hijos y ahora a sus nietos. 

Sin embargo, hoy un grupo importante al interior del sector cultural de la ciudad decidió crear tendencias alrededor de los estereotipos y son quienes creen que si no estás dentro del movimiento no puedes cantar; tampoco puedes ser cantante de bullerengue o de tambora porque tú no naciste ahí o no naciste allá, indica Ortiz Amaris. 

Frente a estas realidades y discusiones que transitan entre las clásicas y rigurosas ortodoxias de los que a motu proprio definen quiénes son los herederos y protagonistas de la cultura desde sus escritorios o bibliotecas y que luego son legitimadas por la institucionalidad en sus eventos; es ahí cuando surge la pregunta: ¿Qué nos identifica en la juntanza para la preservación del folclor, con el fin de asegurarnos un horizonte futuro como sociedad y la protección de esa singularidad que nos fija y nos explica como grupo social desde el territorio?

En últimas, somos lo que queremos ser y en gran medida eso depende de nosotros, de la simbiogénesis cultural, de cómo nos dejemos permear por el intercambio simbólico-afectivo que se produce en el territorio, que son fruto de la construcción de sus imaginarios, pero también de sus historias, realidades y el ensombrecido presente tecnofeudalista en el que sobrevivimos dando saltos al vació de la hipermodernidad que nos ha tocado vivir.

Por eso, como señala tajantemente Ortiz Amaris: "lo que tú quieras, lo puedes hacer". Así es, somos más que los estereotipos del folclor, como observó el filósofo griego Heráclito de Éfeso: nadie se puede bañar dos veces en el mismo río, porque jamás se cristaliza, como tampoco lo hace la realidad. 

A pesar de que Barrancabermeja hoy, el gran ausente es el río y el Distrito nos prohíbe el puerto, que busca transformar dentro del Proyecto Diamante, el cual se propone realizar grandes inversiones para modernizar la infraestructura portuaria sobre el Magdalena y transformarla en turística. Por eso, ya algunos inversionistas compraron parte de los predios en el sector del puerto de Barrancabermeja.

Quizás la idea sea la misma de Barranquilla: privatizar el acceso al paisaje. Para eso, el Clan Char le colocó peajes a la ciudad, la más endeudada del país; pero por ahora todo se les vino abajo. Ni siquiera los actuales concejales fueron diligentes ni estudiosos durante el fracasado proceso de aprobación de la actualización del Plan de Ordenamiento Territorial, que fue derogado al interponérsele una demanda, porque solo fue pensado y aprobado para permitirle al alcalde adelantar sus proyectos y al mismo tiempo darles la espalda a los ecosistemas estratégicos de la ciudad. 

Parafraseando al poeta Khalil Gibran, que en El Profeta señaló que el trabajo es amor hecho visible, quizás podríamos decir lo mismo cuando el arte se da a la tarea de preservar el patrimonio inmaterial a través de las expresiones artísticas, lo que se constituye en la materialización del amor por el territorio y nuestra identidad; hecho que nos permite el reconocimiento de la otredad y apropiarnos de la dignidad como colectividad social. Que tanto nos hace falta como nación. 

El proceso 

Mi proceso como cantante profesional arrancó cuando entré a estudiar Licenciatura en Educación Artística en la Universidad y me enamoré de todo aquello que constituye la construcción de identidad y el fortalecimiento del patrimonio inmaterial de quienes vivimos en la ribera del río Yuma, como lo llamaron nuestros pueblos originarios. 

Aunque desde niña cantaba, cosa que aprendí escuchando a mi abuela, solo inicié un proceso consciente de que era lo que quería ser cuando ingresé a la educación superior y el aporte de la academia consiste en tener un grupo de pares para discutir y dialogar sobre nuestras experiencias vitales y lo que estas nos han enseñado dentro del campo cultural, porque los métodos y técnicas se aprenden como todo en la vida, pero a repensar lo que hacemos y crear, no; a eso solo llegamos cada uno a partir de esa relación sensible con nuestro entorno, con la permanente lectura sobre nuestra realidad y a partir de nuestras investigaciones, así que adelante una investigación sobre el folclor. Para eso me sirvió el aula universitaria. 

Primero empecé bailando como todas, luego llegué a los instrumentos y por último me dediqué a cantar y organizamos el grupo Bogas del Magdalena, que actualmente se llama Bogas de la Rivera y también a componer. 

Como ya lo había dicho, mi abuelo y mi tío fueron mis figuras paternas; mi mamá y mi papá trabajaban muchísimo desde que tengo uso de razón para mantenerme. En ese momento, todos eran muy jóvenes, de escasos recursos y, para completar, les tocó salir huyendo, dejar todo tirado de un momento a otro y desplazarse forzosamente de la vereda La Felicidad por el conflicto armado interno. 

Por esa época, mi tío, Yairciño Amaris, se recorría Barrancabermeja vendiendo chance y lotería, y con eso no nos acostábamos sin comer. Él fue la persona responsable de que pudiera ir a educarme a la universidad y también componía, así que cantaba sus canciones; ya hemos grabado por ahí algunas, pero ahora queremos grabar un álbum completo, aunque es un poco difícil por los recursos para hacerlo.

Por otro lado, hoy puedo decir que Sabana de Torres ha sido una tierra que me ha dado muchas alegrías, paz y tranquilidad. Aparte de un proceso que inicié y del que ya comienza a dar frutos, es la segunda ciudad donde vivi porque residí un tiempo en Bucaramanga en el 2021, pero no fue lo que esperaba. 

De tal manera, que este año la idea es montar la canción para Sabana de Torres, donde me desempeño como educadora del Instituto Municipal de Cultura, y hacerle un video. También, el año pasado hicimos la primera rueda de tamboras en Sabana y en este 2025 queremos hacer dos ruedas en el año, con el propósito de realizar talleres con diferentes percusionistas y cantadoras. De esta manera, trabajo en la construcción de identidad y la preservación de nuestro patrimonio inmaterial. 

Pero también producirla aquí, una para Barrancabermeja, ya que el año pasado grabamos en abril un videoclip dedicado al puerto petrolero, que fue un regalo para la ciudad en homenaje a su aniversario como ente territorial, y sorpresivamente la canción “El sol celebra” tuvo más de 21.000 visitas entre los barranqueños. 


De viaje 

Mi primer acercamiento con la tambora fue en el año 2017, cuando estuve en San Martín de Loba, donde fui a concursar e investigar; el proyecto se llamó “Entre los Árboles y lo Profano en la región del Matagalpa”, sobre el tema religioso y sus fiestas patronales que se realizan en esos pueblos. Ese año, concursamos como Pareja Bailadora Nacional en la categoría que se le llamaba Colombia le baila San Martín y, por decisión del jurado, nosotros quedamos en segundo lugar esa vez. 

En 2018, viajamos por toda la bioregión y el país, pero en 2019 fue mi mejor año como bailadora tradicional de tambora, junto con mi parejo Dani Alfonso Sayas. Con él me presento desde que comencé a bailar danza folclórica; prácticamente él ha estado conmigo y hasta hoy bailamos juntos tambora. 

Llegamos en el año 2019 a participar en el concurso de Cantagallo y obtuvimos nuestro primer puesto como pareja bailadora en la categoría de sub-veteranos. Después ganamos en San Martín, otro primer lugar; en Tamalameque (Cesar) nos ganamos otro primer lugar. Todo eso fue ese mismo año, prácticamente nos catapultamos como una pareja muy fuerte en esa categoría. Y siempre llevando el canto de la mano. 

Finalmente, me gradué en 2022 con un proyecto de investigación- creación sobre las cantadoras, el río y la tambora. Hoy, soy artista integral en todos los sentidos: soy buena para el dibujo, la danza, el canto, el teatro y la pintura; es decir, el arte es mi pasión, gracias a Dios que me dio el talento, a mis abuelos que me enseñaron lo que soy, a mi tío que siempre me apoyó y a mis padres que se sacrificaron por mí. 

Yo amo cantar, amo expresarme a través de lo que siento. Entonces, aparte de que es una herramienta que te ayuda a sacar todo eso que tenemos adentro a través del canto, honro a Dios con el talento que me encomendó. 

Festivales o encuentros

Luego de haber vivido y viajado por la bioregión a los diferentes festivales y viendo las inconformidades expresadas por algunos de los participantes, tanto por la organización, la logística, la premiación y otros casos frente al jurado de estos eventos, muchos de los artistas que somos invitados nos toca quedarnos en las escuelas o colegios de los pueblos. Todas no cuentan con las condiciones adecuadas para alojarlos: baños, privacidad, ventilación, agua, alimentación, etc. Este maltrato deja entrever que hay un proceso de dignificación, y no solo del actor social, sino del oficio mismo del artista, y es necesario que planteemos esto abierta y públicamente. 

Por otro lado, está el tema de los jurados; muchos sienten que les hace falta la preparación necesaria para hacerlo, y se presentan algunos hechos que generan controversia, y siempre se van inconformes para sus municipios. 

De ahí que estamos planteando mejor el encuentro que el festival, porque, a decir de muchos, el tema de un encuentro permite que el grupo o la cantadora y los que vayan a participar o sean invitados lo hagan porque les gusta hacerlo. Incluso la gente que va a festivales a concursar realmente también lo hace porque les gusta. No cualquiera se va y se aguanta una estadía en un colegio durmiendo mal, con el tema del agua en los pueblos; es decir, son diferentes factores los que se cruzan, y los artistas, como la gente, están cansados de eso. 

El tema de los encuentros podría ser algo muy interesante que serviría para fortalecer el proceso de preservación de nuestro patrimonio inmaterial. Se trata de que los creadores no vayan con esa expectativa de que tengo que ganar y no a la juntanza. En este sentido, a través de los encuentros, también podemos mantener la tradición. Desde mi perspectiva, el tema de las ruedas en Sabana de Torres es que se llegue a hacer un encuentro. 

Entonces, le ponemos rueda de tambora; es para que todo el que esté alrededor de la zona donde se realiza el evento llegue, pero al final se convierta en un encuentro, en algo más estructurado en donde se puedan invitar grupos completos y así construyamos con participación comunitaria la identidad. No solo para decir que en algo nos parecemos como grupo social que comparte un territorio y adquiere una genética que lo define, sino que estamos juntos diseñando un verdadero proyecto de futuro entre todos como una nación soberana que fortalece su identidad como parte de su riqueza, porque todos la llevamos en la sangre y el alma, puntualiza Angie Katherine Ortiz Amaris. 

Fotografía: ©ArtistasZona. Febrero, 2025.

jueves, 30 de enero de 2025

EN BARRANCABERMEJA, COMO UN DÍA NORMAL DE NEGOCIOS


Había un mundo en que los abrazos no se cobraban. Hoy el amor es un artículo de lujo y el mejor de los negocios. Te envío mi abrazo; parece tan real como la alucinación de la mañana. 

There was a world where hugs were free. Today love is a luxury item and the best of business. I send you my hug; it seems as real as the morning hallucination.

viernes, 24 de enero de 2025

EN EL 2024 EN BARRANCABERMEJA: ESA GUERRA, NOVELA DE ARTURO MONCADA


"En todo acto la primera intención de quien lo realiza es revelar su propia imagen" 
Dante 

“La única moral de la novela es el conocimiento; es inmoral aquella novela que no descubre parcela alguna de la existencia hasta entonces desconocida”
Hermann Broch 

El pasado 13 de noviembre de 2024 se llevó a cabo el evento de lanzamiento de la novela “Esa guerra”, del historiador y escritor Arturo Moncada Rodríguez, en la biblioteca de la Institución Educativa Diego Hernández de Gallego de Barrancabermeja. 

Moncada Rodríguez es un bogotano que arribó a Barrancabermeja a mediados de los 60, donde desarrolló su carrera como director de teatro, productor cultural e investigador, y hoy se ha convertido en un referente nacional consultado por diferentes entidades e investigadores cuando se trata de hablar de la historia de la ciudad, por su rigor historiográfico y la meticulosidad de su trabajo, que se puede consultar en su plataforma digital Cercanyas. Al mismo tiempo, su pasión por contar historias lo llevó a la literatura, campo en el que tiene una robusta obra poética y narrativa. 

Sobre la novela 

“Todas las novelas de todos los tiempos se orientan hacia el enigma del yo”, indicó el escritor Milan Kundera en “El arte de la Novela”. En su tesis plantea que este género literario no es otra cosa que la exploración de la condición humana: “Las novelas ya no prolongan la conquista del ser. No ponen al descubierto ninguna nueva parcela de la existencia; únicamente confirman lo que ya se ha dicho; más aún: en la confirmación de lo ya dicho (de lo que hay que decir) consisten su razón de ser, su gloria, su utilidad en la sociedad a la que pertenecen”. 

Así mismo, Kundera nos presenta un recorrido histórico por la evolución de la narrativa de la mano de los escritores mismos: “Uno tras otro, la novela ha descubierto por sus propios medios, por su propia lógica, los diferentes aspectos de la existencia: con los contemporáneos de Cervantes se pregunta qué es la aventura; con Samuel Richardson comienza a examinar "lo que sucede en el interior", a desvelar la vida secreta de los sentimientos; con Balzac descubre el arraigo del hombre en la Historia; con Flaubert explora la terra hasta entonces incógnita de lo cotidiano; con Tolstoi se acerca a la intervención de lo irracional en las decisiones y comportamiento humanos. La novela sondea el tiempo: el inalcanzable momento pasado con Marcel Proust; el inalcanzable momento presente con James Joyce. Se interroga con Thomas Mann sobre el papel de 105 mitos que, llegados del fondo de los tiempos, teledirigen nuestros pasos. Et caetera, et caetera”. 

Por lo tanto, según el escritor checo: “En el mundo moderno abandonado por la filosofía, fraccionado por centenares de especializaciones científicas, la novela nos queda como el último observatorio desde donde podemos abarcar la vida humana como un todo”

“La generación del petróleo” 

Entrando el nuevo siglo, los medios corporativos de información tradicional del país hablaban de “la generación del petróleo” para referirse a un importante grupo de escritores que comenzaban a visibilizarse en la capital del país, y que tenían en común haber nacido en Barrancabermeja. 

Entre ellos estáAndrea Cote, de quien opinan algunos que su poesía es un acto de contrición y de catarsis, mientras que otros sostienen que su lírica le lava la cara de su familia, luego que su padre, el exalcalde Edgar Cote Gravino, fuera un mandatario impuesto por los narcoparamilitares y era investigado por corrupción al momento de su trágica muerte; así mismo, recuerdan otros que su tío fue el criminal narcoparamilitar Iván Roberto Duque Gaviria, alias Ernesto Báez; a pesar de ello, sin revelar el conflicto moral que plantea, su obra aborda temas del conflicto armado interno del que cierta forma ha sido protagonista su parentela. 

A Cote, le concedieron en el 2024 el XXVI Premio Casa de América de Poesía Iberoamericana. Enhorabuena para ella, y actualmente reside en EE.UU. 

Por otro lado, está el panhispanista Enrique Serrano, quien fuera el director de la Imprenta Nacional durante la presidencia del Centro Democrático en manos de Iván Duque, y se desempeña como profesor, por supuesto que en Medellín y con una obra que nada tiene que ver con el puerto petrolero; por otro lado, lo mismo sucede con Pablo Montoya, quien dice que nació por accidente en Barrancabermeja, o Naum Montt, cuya obra está muy lejos de nuestras realidades. 

Quizás estos reconocidos y exitosos escritores se encuentren actualmente en El Parnaso, no en el barrio de los obreros petroleros de Barrancabermeja, sino en el que los medios corporativos, sus editoriales y lectores crearon para ellos. 

Afortunadamente, hoy Barrancabermeja cuenta con una nueva generación de escritores jóvenes entre los que se destacan: Óscar Daniel Campo Becerra, Jessica Chiquillo y Gustavo Andrés Valdés Acero. 

Esa guerra 


 “Las redes, la boga el pasado de mis mayores me acercó al río a sus oficios, así que me sentí conocedor de los misterios y secretos del agua”. 

Moncada no huye de la realidad y fiel a la tozuda labor de historiador, su obra literaria está arraigada en las entrañas de la ciudad. “Yo no escribo ni intento «literaturizar» el conflicto armado interno porque eso es como vivir de nuestros muertos y muchos de ellos fueron mis amigos”, indica Moncada Rodríguez, y de paso nos plantea un imperativo moral frente a esa tendencia muy extendida entre los artistas a la hora de enfrentar la substantividad material de la existencia del otro. 

La novela “Esa guerra” surge de una profunda investigación que se ficciona a partir de los extensos diálogos que sostuvo con uno de los personajes más interesantes que la ciudad olvidó y a quien está dedicada, un obrero petrolero de la Troco y fundador del sindicato de la época, Juan Bautista Leyva. 

No se trata de una novela bélica en toda la extensión de la palabra, porque sobre ella se han escrito piezas literarias que transitan entre las tensiones de su tiempo, la muerte y el amor, como los poemas épicos de La Ilíada o La Odisea de Homero; La Eneida de Virgilio; la dramaturgia de William Shakespeare con su Ricardo III o Enrique V; el francés Henri Beyle (Stendhal) y su La cartuja de Parma; o Lev Nikoláievich Tolstói con Guerra y paz; Ernest Hemingway y su Por quién doblan las campanas; Louis-Ferdinand Céline, en Viaje al fin de la noche; Denis Johnson con su narración sobre Vietnam, Árbol de humo; o la visión del escritor sirio Aboud Saeed y su novela Yo, el más inteligente de Facebook, solo por nombrar autores que, desde distintas perspectivas, han explorado el tema. 

Aunque la narración de Moncada inicia con los episodios de la Guerra de los Mil Días, con que se asomó Santander al siglo XX, nos lleva de la mano por un mundo que comenzaba a pensar así mismo en medio de unos eventos que jamás logró disipar el tiempo: “Fue la insistencia del señor padre lo que hizo que mi papá cogiera el camino de los vientos, como decía mamá Toña, es que se van como atembados detrás de vientos, persiguen solo aire y no se apañan en entender que el aire no se puede coger”. 

En esa confluencia de personajes que por momentos parecen estar detenidos en un mundo inhóspito, mientras sus miradas las mantenían puestas en la aparente infinitud de un río que golpeaba las orillas de sus vidas, como los hechos que los llevaron a encontrarse en un puerto e iniciar la búsqueda de sí mismos, se convierten en ese reflejo de la incertidumbre producida por el espíritu de un nuevo siglo que arrancaba lentamente; así, la novela lleva a su lector a una experiencia estética significativa, donde la historia no termina con la narración, sino que nos deja esperando un después.

Moncada Rodríguez nos plantea algunas preguntas que podrían ser imperativos categóricos sobre una ciudad ocupada, humillada y silenciada por la imposición de los nuevos imaginarios de la cultura traqueta de los pujantes emprendedores paisas que se tomaron Barrancabermeja; mientras el Distrito promueve la cultura boutique y su reality show, el movimiento cultural se devora a sí mismo y apela a la memoria como espectáculo, como diría Zygmunt Bauman, y no como un acto de reflexión.

Fotografía: ©ArtistasZona, Archivo. Enero, 2025.

jueves, 9 de enero de 2025

CUANDO EL RÍO SUENA, LAS CANTAORAS DE BARRANCABERMEJA III

A pesar que Barrancabermeja siempre ha vivido de espaldas al río y a sus ecosistemas estratégicos, el río es nuestra sangre, la vida y la historia, señala Helen Noreen Meneses Cumplido, una cantaora enamorada de su tierra.

Inicié desde los cuatro (4) años de la mano de mi madre Lilian Esther Cumplido Mármol. Ella fue bailarina del grupo de danza Lumbalú y siempre quiso ser cantadora, pero nunca contó con apoyo. Hoy, puedo decir que las primeras lecciones las recibí de ella y de mi abuela, Graciela María Mármol Alfaro, que llegó a la ciudad de Bocas del Rosario. Ellas me enseñaron en casa este profundo amor por el territorio. 

Así comenzó esta pasión por lo que nos pertenece a nosotros, los que nacimos en la rivera de estas barrancas bermejas, donde adquirimos la genética del río que recorre no solo el cuerpo sino también el alma, y que se expresa en todo lo que hacemos y lo convertimos en cultura. Ese es el verdadero patrimonio de los barranqueños, eso que somos. 

Luego, en la escuela bailaba cumbia con mi hermano en los eventos o semanas culturales y ganamos en varias ocasiones concursos de danzas. Después, mi mamá perteneció a las organizaciones sociales de mujeres y comenzaron a realizar talleres de folklore, danzas y música; fue ahí donde encontré mi primer amor: la tambora, de la que aún sigo enamorada. 

Y todo comenzó un día en el que íbamos a participar en un evento y teníamos todos los instrumentos: el alegre, los llamadores, las maracas, el guache, etc., pero no teníamos a la cantaora y mi mamá dijo que yo cantaba. Inmediatamente, el director del grupo me hizo una prueba y desde ahí inicié, con el apoyo de mi mamá, después de haber aprendido lo básico de la tambora; luego, comenzamos a realizar presentaciones en las Comunas de Barrancabermeja y hasta el día de hoy sigo cantándole a mi tierra. 

Educar 

Cuando alguien quiere algo con amor, también quiere compartirlo con los demás para que no se pierda y se conserve; entonces, después de haber aprendido y de haber pertenecido a varios grupos, decidí organizar un taller de formación con los niños y jóvenes del barrio La Candelaria. En ese tiempo, un tamborero de San Pablo, Bolívar, Pablo Erley Camacho, nos vio con todos esos niños y niñas. 

“Venga y usted de dónde es y estos niños y quién era el director”, y le respondimos que no teníamos ningún director, que simplemente no gustaba. Entonces, él se quedó a ayudarnos y Camacho trajo otro tamborero. Fue ahí cuando llegó el maestro Rolando Daniel Fontalvo, que necesitaba una cantaora para ir a representar a Santander en un Festival en Popayán, y viajar con ellos. A partir de ese momento, pertenezco a Milloson. 

En todo este tiempo, a pesar de no contar con formación para educar mi voz, seguí ensayando y poco a poco fui aprendiendo técnica vocal modulando de manera empírica y con las presentaciones viene la experiencia, porque al terminar las exhibiciones públicas reflexionábamos sobre cómo nos había ido en el evento para seguir creciendo musicalmente; además, conté con la colaboración y el acompañamiento del maestro Fontalvo, con quien sigo bajo su dirección y, por supuesto, el apoyo de mi madre. Fíjese en este sueño que comenzó con mi madre, me llevó a presentarme en las escuelas y colegios de Barrancabermeja, pasé al grupo de la organización social de mujeres y terminé cantando en el Grupo Yoruba y Herencia Viva. 

Hoy en Barrancabermeja, en cada salón comunal debería haber una escuela. La ciudad cuenta con maestros y formadores para ello; ellos deberían apropiarse de la comuna donde viven y generar esos procesos de formación. Esto contribuiría no solo al desarrollo cultural de la ciudad, sino también a mejorar los niveles de convivencia entre nosotros y promover la paz. Sin embargo, se requiere apoyo para instrumentos, transporte y recursos pedagógicos.  En este aspecto, cada una de las cantaoras y grupos de la ciudad tienen su propio sueño por construir. 


Milloson 

El folclore no solo expresa alegría y amor, sino que es un proceso de construcción social que nos acerca al otro, al vecino. Es a través del folclore que nos unimos para compartir, contar y mostrar cómo somos y qué soñamos. No se trata simplemente de la hora loca como algunos parecen entenderlo, el folclore va más allá de la cultura y propone organizarnos como comunidad para expresarnos. 

En Milloson, somos un grupo escuela donde no solo trabajamos con niños, niñas y adultos nuestros ritmos ribereños, sino que también abordamos otras culturas y ritmos del Caribe. Pero lo primero que aprenden es la tambora. 

Esta familia llamada Milloson no solo es un espacio de formación en danza y música, sino también la posibilidad de ayudarnos mutuamente, de cuidarnos el uno al otro, de acompañarnos siempre, de ver crecer a los niños y convertirse en jóvenes y luego verlos partir. 

A veces puede ser duro, creo que ocurre lo mismo con las madres cuando sus hijos abandonan el hogar, pero a pesar de eso, después de dar a luz, comienza una relación indivisible que perdura en el tiempo y con la cual permanecerán unidos y se identificarán de por vida. 

En Milloson no solo se trata del instrumento o de la danza, ni del sonido de la tambora, la guacherna, el berroche y el chande; tampoco de la técnica para golpear su cuero o el paleteo, ni de cómo afinar, no; se trata de aprender para la vida y de atrevernos a ser mejores seres humanos, mejores ciudadanos que se arriesgan a pensar por sí mismos. 

Por otro lado, cuando se trata de la educación el reto es grande, pero siempre me pregunto: ¿Cómo hacer para que más niños, niñas y jóvenes se enamoren así como yo me enamoren y redescubran su patrimonio cultural y su folclor? Y todos los días nos reinventamos para hacerlo. En este punto es fundamental ser amorosos, tener como maestros la paciencia, la humildad, la dedicación y la disciplina de aprender nuevas pedagogías para hacerlo. 

Todo esto es lo que hacemos aquí, a pesar de que no contamos con los recursos ni el apoyo para hacer esto que hacemos en la Comuna 7, un sector popular como muchos otros de la ciudad y que representan el 70% de la ciudad. 

Somos nosotros, los artistas barranqueños, quienes nos hemos dado a la difícil, silenciosa y cotidiana tarea de preservar nuestro patrimonio, aunque para algunos que vienen de fuera de la ciudad o incluso los mismos barranqueños, tal vez sigan pensando que no valemos ni tenemos nada y que todo se puede destruir, tumbar o que se pierda en el olvido. No, aquí hay muchas historias para contar y mucho que decir al respecto de lo que pasa y ha pasado en la ciudad. 

Ahora bien, a Milloson llegan niños de toda la Comuna, que fue duramente golpeada por la violencia, a nosotros mismos aquí nos ha ocurrido y fue durante un ensayo que nos violentaron dentro de la escuela, hecho que fue presenciado por los niños y niñas; sin embargo, seguimos adelante. 



Fotografía: ©ArtistasZona. Enero 2025.

jueves, 2 de enero de 2025

PASÓ EN 2024, EL BLACAMAN DE SEBASTIÁN OSPINA EN BARRANCABERMEJA



Fruto de la gestión emprendida por Paula López, A Ver Teatro y la Casa del Libro Total, junto con la colaboración de un grupo de barranqueños amantes de la cultura, hicieron posible la presentación en la ciudad de uno de los actores más destacados e icónicos del país, Sebastian Ospina. 

Por esta razón, al caer la tarde del pasado sábado siete(7) de septiembre del 2024 se presentó uno de los mejores eventos culturales del 2024 que los barranqueños tuvimos la oportunidad de disfrutar, la obra “Blacaman”, adaptación del cuento de Gabriel García Márquez “Blacamán el bueno vendedor de milagros”, publicado en 1970. Posteriormente, se realizó el conversatorio con el artista el domingo 8. 

Sobre el oficio 

Si uno narrar historias para teatro hay que competir con los mejores, Shakespeare, Tennessee Williams (Thomas Lanier Williams III) o Arthur Miller y si no los conoces crees que produces maravillas y no lo es.

Ahora bien, como escritor cuando leo la historia y encuentro la de mi abuelo, que era primo hermano de Mariano Ospina Pérez, es de la línea de Pastor Ospina y Mariano Ospina Rodríguez, fundador del Partido Conservador colombiano y, además, quienes intentaron asesinar a Bolívar en Bogotá durante la noche septembrina (25 de septiembre de 1828), entonces quizás se podría pensar que lo hago para lavar la culpa familiar. 

En mi caso, mi obra como dramaturgo y actor ha estado ligada con Gabriel García Márquez; la primera pieza que escribí se llama “Un pobre gallo de pelea”, donde hacía un teniente militar en esa época y el director Bernardo Romero Pereiro fue a verla y posteriormente me llamaron a la audición para la producción de la seria “ La Mala hora” en 1976, así comenzó mi relación con las producciones de la televisión nacional. 


Arte y realidad 

En esta coyuntura, como artista, sabemos que algunos piensan en la guerra como algo natural; a pesar de ello, esta realidad que vivimos nos permite reflexionar sobre nuestra contemporaneidad. Por eso, invitó a los artistas a investigar sobre la historia, a conocer el pasado. 

En la historia de Barrancabermeja, hay muchas cosas: es un puerto muy importante del río Grande de la Magdalena, ha transitado toda la historia frente a él y entonces ahí hay un filón muy interesante en la medida que se investigue. Así surgen las historias fantásticas que después convertimos en arte a través de las representaciones y la función poética del lenguaje; esta propuesta busca crear esa inquietud para que la gente comience a explorar y hacerse preguntas, a producir rupturas y encontrarán el oro que ahí está en la historia de lo que son y tienen que decirle al país como sociedad los barranqueños, porque la ficción tiene la capacidad de contener lo real y algo más. 

Aunque al ser humano no lo podemos dilucidar en su totalidad porque no hay nunca una explicación concluyente, es otra cosa que hay que tener en cuenta a la hora de contar una historia, y a esto hay que sumarle que nosotros no somos el momento en que estamos, sino que somos un tejido genético que, si sufres, es porque estás vivo, pero si sientes el sufrimiento de otro, es porque eres humano. 

Finalmente, luego de cuatro horas de conversatorio entre Sebastián Ospina y los barranqueños, una de las conclusiones que arrojó el evento es que el arte nos permite otra forma de entender y aproximarnos al mundo, más allá de los egos que nos persiguen y cristalizan nuestra conciencia. 


Fotografía: ©ArtistasZona. Septiembre 2024.

martes, 31 de diciembre de 2024

UN EXITOSO Y CREATIVO 2025


Que no se te enrede esta nueva historia. Que no te toquen las mentiras. Ama y Conspira por la vida. Un exitoso y creativo 2025. 

Fotografía: ©ArtistasZona, Diciembre, 2024.

sábado, 28 de diciembre de 2024

#ULTIMAHORA | PROPONEN CAMBIAR EL NOMBRE DE BARRANCABERMEJA


Este 28 de diciembre trascendió la noticia de que en el 2025 se presentará un Proyecto de Acuerdo al Concejo Distrital con el fin de adelantar una consulta popular para el cambio del nombre de Barrancabermeja. 

El hecho responde a una realidad innegable: la dinámica de poblamiento de los últimos 30 años, el cambio en la estructura de la economía local, el establecimiento de nuevos imaginarios colectivos impuestos por la oleada migratoria que llegó de Medellín a finales de 1990 y cuando el uribismo se tomó a Ecopetrol (ENTRE LOS HÉROES DE LA MITOLOGÍA PAISA Y NUEVA ESTÉTICA URBANA) y la estrategia de ocupación territorial que se trazó como política de Estado dentro de la Seguridad Democrática para el puerto petrolero desde el inicio del gobierno de Álvaro Uribe Vélez, decisiones que trajo consigo una burbuja inmobiliaria y el sostenimiento y la expansión del narcoparamilitarismo y a los negocios de los pujantes emprendedores paisas y la gente de bien que se han instalaron en la ciudad. 

A esta hora, en los tradicionales mentideros políticos se debate con entusiasmo la primera propuesta de nombre: Barrancallin, que fue filtrada por los medios de información. Para algunos expertos en toponimia, historiadores e investigadores, de esta forma se ratifica la nueva realidad de la ciudad y se expresa el agradecimiento de sus habitantes frente a los recientes mitos e imaginarios que se materializan por toda la ciudad y que se promueven desde la Alcaldía Distrital de Barrancabermeja, como por ejemplo: ¿PETRÓLEO Y AREPA PAISA? NUEVA ESTÉTICA URBANA.

Estas estéticas juegan un papel fundamental en la conformación de la nueva identidad cultural, tal como lo propuso el psicoanalista e investigador Carl Gustav Jung al señalar que los mitos y arquetipos no solo configuran una manera de ser sino que reflejan a sus sociedades, es decir, se transforman en patrones de comportamiento, imágenes y símbolos que terminan por expresarse culturalmente en conceptos y valores como el amor, el heroísmo, etc. 

(Por eso, para algunos es inexplicable que los historiadores de Barrancabermeja indiquen ahora que el mito de "Pipatón y Yarima", que hacía parte fundante del imaginario, el inconsciente colectivo y de la identidad cultural de los barranqueños, ahora sostengan que es mentira, mientras que en Medellín se encuentra ubicado el Batallón No. 4 Cacique Yariguies, como se debería llamar el del puerto petrolero, en homenaje a su pueblo originario). 

Por otro lado, también trascendió que un grupo de artistas del sector de las artes plásticas está encargado de la elaboración de la nueva bandera y el escudo; de la misma forma, músicos y reconocidos compositores de reguetón y vallenato trabajan desde hace varias semanas en las letras del himno. 

Finalmente, la falta de reconocimiento que se le hace al ex gobernador Horacio Serpa Uribe ha generado intensa discusión. De alguna forma, él también es responsable de este hito histórico en el país, dado que durante su periodo de gobierno al frente del Palacio Amarillo de la capital de Santander, entregó el departamento a los paisas tras la privatización de la antigua Electrificadora de Santander (ESA) y la construcción de la Represa sobre el río Sogamoso. 



Fotografía - Video: ©ArtistasZona. Diciembre, 2024.

martes, 24 de diciembre de 2024

FELIZ NATIVIDAD 2024


Feliz Natividad 2024

Que esta no sea la última Navidad para la humanidad... Que esta Natividad le traiga nuevas bendiciones a Barrancabermeja y un alcalde sin escándalos de corrupción ni compra de votos... Y que el Cambio se imponga en Colombia y nosotros siempre defendamos la dignidad de la Patria Grande...

martes, 17 de diciembre de 2024

CUANDO EL RÍO SUENA, LAS CANTAORAS DE BARRANCABERMEJA II

Rosa Angélica Noguera Siderol, desde sus nueve (9) años, está dedicada a la música. Su familia llegó a Barrancabermeja huyendo de la violencia que, a mediados de los años ochenta, bajo la consigna del enemigo interno y tierra arrasada, fracturó el tejido social del país. Hoy, esta Trabajadora Social, junto con su agrupación Son del Río, lanzará su próximo trabajo discográfico.


A Barrancabermeja llegué con tres años y medio de edad luego de que a mi familia le tocara huir de Sitio Nuevo(Santander), pero nunca dejé mis raíces. Cuando tenía 9 años, mi profesor se dio cuenta de mi gusto por la música y empezó a impulsarme a participar en los eventos culturales de la escuela. Comencé a cantar en mi casa porque mi abuela cantaba, recuerda Rosa Angélica Noguera Siderol. 

Por esos días, cuando mi mamá trabajaba, mi abuela siempre estaba con nosotros y mientras realizaba los quehaceres domésticos cantaba música tradicional. Así fue como aprendí. Ella también influyó en mi papá, que es compositor. 

Gracias a esto, mi hermano y mis hermanas tenemos ese gusto por la música porque mi papá, mis abuelos y toda la familia son muy musicales. Además, cuando tenía nueve (9) años, empecé con el plan piloto el programa Batuta. Luego, cuando tenía 18 años, ya me fui a casa y formé mi hogar; por fortuna, mi compañero sentimental tocaba la guitarra y cantaba en la iglesia católica, y con él empecé a cantar en las iglesias y aprender todas esas cosas. 

Los orígenes 

Siempre que me preguntan de dónde soy, respondo que soy ribereña, porque nací en Vijagual, que pertenece a Puerto Wilches. Pero mi abuelo paterno, Escolástico Noguera, y mis tíos vienen del Cañito (Bolívar), y la mamá de mi papá, Elia Agustina Rada Gómez, es de Boca del Rosario. Por otra parte, los padres de mi mamá: mi abuela Zoila Rosa Torres es de Canaletal (Bolívar), y mi abuelo (QDEP) se llamaba Manuel Salvador Gil y era de Vijagual. 

Otra influencia muy importante desde muy niña fue la de mi tío José Domingo Noguera Pinto, quien falleció en mayo de este año. Él era un artesano que tenía la pensión del Ministerio de Cultura por contribuir al rescate de las tradiciones y fue quien nos regaló la primera tambora; además, hacía instrumentos musicales como maracas y tamboras, por lo que era muy conocido en la región y le hicieron varios homenajes en Puerto Wilches por su labor. 

Ha sido gracias a que mis padres y mi familia, desde niños, nos enseñaron el amor por nuestro territorio del que salimos por la violencia y que gracias a Dios pudimos retornar, no a vivir, puesto que las condiciones ya no son las mismas, pero sí poder ir a visitar a la familia. En ese sentido, no me victimizo frente al conflicto armado interno que vivió la región, porque a pesar de las difíciles condiciones que vivimos en algunos momentos, pude educarme, ser profesional y crecer musicalmente, no solamente yo sino también mis hermanos y mis hijos, independientemente de la guerra que sí fue muy triste y dolorosa, porque también perdimos familiares. 

Son del Río 

Con mi hermano formamos Son del Río, que es nuestra agrupación de tambora y con la que buscamos salvaguardar las tradiciones orales de nuestro territorio. 

Antes solo me limitaba a cantar las composiciones de mi papá Arcelio Noguera, que desde niña cantaba, y de otros compositores de Barrancabermeja. En este 2024, nuestra agrupación ya cumplió 9 años y nunca se había grabado ningún tema hasta que junto con mi hermano Felipe Noguera y con Son del Río grabamos su primera canción. Ahora, tenemos un nuevo proyecto musical que acabamos de grabar y aún no hemos lanzado. De esta forma, estamos trabajando en la construcción de la memoria musical de la bioregión. 

En cuanto a los temas que nosotros cantamos, tienen que ver con temas ecológicos sobre la fauna y flora de nuestro territorio, sus fuentes hídricas, la crítica social y sobre nuestra cotidianidad. Esos son los temas sobre los que se canta y se componen para la tambora, porque recordemos que la tambora no son canciones o música sofisticada, sino canciones del pueblo y para el pueblo. Son canciones hechas y creadas por campesinos que hacían llevaderas sus jornadas de trabajo. 

Luego entonces, las composiciones son sobre lo que los campesinos veían o ven en nuestro entorno: sí, toda la magnificencia de la naturaleza, el poder del río, de eso es de lo que hablan nuestras canciones, como la de "El Tigre está parado", que habla del jaguar porque los campesinos a todo felino le llamaban tigre y que narra los trabajos que pasaban los campesinos cuando el jaguar se les comía el ganado. Hay otra canción que se llama "El Bagre engafao", una cumbia compuesta por mi papá, que fue la primera canción que grabamos o las que hablan de la ciénaga San Silvestre ciudad. También, tenemos otros temas de tambora compuestos al río Magdalena, como "No me dejen morir". 

Para mí, la tambora es libertad. Es la música que nos hace libres y expresa nuestra dignidad y sentimientos. Es una música que emociona en todos los momentos de mi vida, es vida misma. Es historia porque con las tamboras aprendí aquello que me define como ser en el mundo, que no es otra cosa que nuestra cultura. Además de las cosas que hacían mis antepasados y de cómo se relacionaban con el mundo, gracias a las tamboras aprendí sobre el significado de las costumbres, cómo se vestían y qué comían. También era una forma de educar a los niños. 

Política cultural y patrimonio 

Lo primero que debemos entender es que Barrancabermeja es una ciudad multicultural porque aquí hay gente de todos lados. Entonces sería egoísta de mi parte pretender que todos la sintieran la tambora de la misma forma en la que yo la siento, pero si hace falta procesos de formación de públicos para que más gente conozca y aprecie el significado y todo lo que entraña la música tradicional del río y que hasta el momento no lo hay. 

Por eso, con Son del Río tenemos una iniciativa que se llama "Armemos la rueda", que realizamos cada dos meses en la Pollera Colorá y en la que ya hemos realizado seis (6) eventos. Esta actividad la hacemos sin ningún tipo de apoyo, pero con la fraterna colaboración de amigos y para todo aquel que se quiera vincular. La propuesta pretende ser una herramienta pedagógica para que la ciudadanía aprenda sobre nuestros ritmos, la música del río, como qué es un chandé o una guachera, pero sobretodo compartir con los demás músicos y ofrecerle a la comunidad barranqueña un momento de encuentro con su cultura. 

Entonces, la idea es poder compartir sin afanes y por fuera de la competencia nuestra música; de eso es que se trata "Armemos la rueda", donde hacemos una invitación abierta para que los músicos bailadores y barranqueños participen y aprendan un poco más sobre la tambora en el paseo de la cultura, para hablar sobre la tambora tradicional y a la que los estamos invitando para que el primer sábado de febrero del 2025 nos acompañen desde las 6 de la tarde y hasta las 11 de la noche. 

De esta forma, buscamos que la tambora sea más visibilizada, más apreciada y divulgada, y que no solamente lo hagamos nosotros, sino también en todas las instituciones educativas de la ciudad y la bioregión. Una vez al mes, se debería hablarles a nuestras niñas, niños y jóvenes sobre los bailes cantados, ya que el 70% de la gente no conoce o dice "mi abuela es de tal pueblo", pero no tuvo esa incidencia en su desarrollo como ser cultural que implica esta cultura anfibia en la que nos encontramos inmersos. No obstante, hay otro sector de la población que se define y reconoce como sujeto cultural del río, escucha, le gusta y entiende su música. 

Para muchos de nosotros, la tambora es la memoria misma de la región, entonces sería muy importante ir a las instituciones educativas para visibilizar la tambora; además, seguir haciendo eventos de tambora tradicional; también, que los directores de los grupos pudieran viajar a los pueblos donde se hacen festivales para aprender y replicar esos conocimientos en la ciudad, como lo ha venido haciendo mi hermano junto con otros músicos; en este sentido, podemos decir que gracias a "Armemos la rueda", estamos contribuyendo a visibilizarla. 

Con esta misma metodología, otras agrupaciones en diferentes municipios como Tamalameque, Río Viejo, Atillo de Lobo y Arenal (Bolívar), y en la Depresión Momposina, han llevado a cabo este mismo proyecto "Armemos la rueda". Esta actividad solía realizarse al finalizar los festivales y se llevaba a cabo mucho antes que nosotros la promoviéramos, este es el origen de esta metodología. 

Sin embargo, gracias a Son del Río, ha ganado popularidad y puedo decir esto porque desde que empecé a tocar la tambora, no se realizaban actividades como estas. A raíz de que nosotros comenzamos a hacer "Armemos la rueda", otros pueblos también han comenzado a hacerlo y están invitando a otras agrupaciones. Ahora, cuentan con el apoyo del Ministerio y algunas alcaldías. Aunque nosotros aún no hemos recibido ese apoyo, seguimos llevando a cabo la actividad. 

Cultura, mujer y ciudad 

Desafortunadamente, vivimos en una ciudad donde se ha normalizado la corrupción en todos los niveles de nuestra cotidianidad y, por supuesto, donde todo se materializa con el tráfico de influencias, el favoritismo político y el nepotismo. 

Hoy, en medio de esta realidad, es fundamental que se visibilice el rol que tenemos las cantadoras de música tradicional. La mayoría de nosotras somos relegadas y muchas no tenemos una formación académica, sino que nos hemos formado empíricamente. Sin embargo, muchas sentimos que es importante formarnos como una estrategia de salvaguarda del patrimonio inmaterial e invitar al mundo a disfrutar y relacionarse con el mundo desde esta singularidad que nos define como cultura anfibia y no desde el exotismo. 

Yo sé que no voy a cambiar el mundo, pero sí puedo contribuir con mi pequeño pedazo de mundo en el que estoy. En un futuro cercano, me visualizo con mi corporación junto a mi hermano y mis hermanas, enseñando tambora tradicional. De hecho, ya lo estamos haciendo, pero necesitamos una infraestructura para ello. Ya tenemos tambores, un tablero, sillas y un video beam, es decir, contamos con las herramientas necesarias para enseñar. Lo que necesitamos ahora es un espacio propio, ya que actualmente estoy trabajando con la comunidad en la casa de mis padres y en el parque con los niños y niñas los fines de semana. 

Actualmente, me siento muy feliz porque soy profesional en Trabajo Social y cantadora tradicional y combino estos dos campos del saber perfectamente. Lo he venido haciendo hace años con los niños y niñas que llegan aquí todos los días, muchos de ellos sin conocimientos musicales y con dificultades familiares y emocionales. Nosotros trabajamos esas falencias con el arte y la música. De esta manera, los niños y niñas tienen otras posibilidades para expresar sus sentimientos y poner límites a lo que aprenden en el proceso con nosotros. Esta experiencia promueve la apropiación del territorio a partir de lo cultural. 

Otro aspecto es darle valor y relevancia a los saberes ancestrales. Por ejemplo, la señora Evangelina Gómez es una cantadora tradicional de la que aprendí al verla sus presentaciones en los festivales. Además, escucharla es vital para la circulación de los saberes y la protección del patrimonio inmaterial, ya que aprendemos de las experiencias de estos mayores. 

Por otro lado, como aún no existe una política pública para salvaguardar el patrimonio inmaterial en los bailes cantados, muchas de nosotras, que vivimos en función de la música y la cultura, todavía nos vemos obligadas a desempeñar otras actividades alternativas para sobrevivir. Por ejemplo, junto con mis hermanas trabajamos en un emprendimiento llamado "Trenzas y Extensiones Morena Mía", el cual está ubicado en el barrio San Silvestre. Sin embargo, deberíamos estar promoviendo la cultura en la región, aunque las trenzas también forman parte de nuestras expresiones culturales.


¿Música de moda? 

Ahora parece ser que la tambora está de moda y para algunos la decisión sería: –Hagamos todos tambora… No, no se trata de hacer por hacer porque muchas personas cantan y bailan y hacen cosas por hacer, no porque son parte de ellos sino por moda, por tendencia o ganar likes en redes sociales y ser popular. No, se trata de saber cuál es el sentido social de eso que hacemos, su valor histórico y la reflexión que me provoca, lo que le aporta no solo a la comunidad sino en la construcción de esa sociedad que soñamos o que entre todos quisiéramos construir para ser mejores como seres humanos.

Por ejemplo, poder ir al territorio a Sitio Nuevo y hablarles sobre la tambora tradicional que cantaban y bailaban nuestros abuelos en las noches decembrinas porque hoy no lo saben debido al desplazamiento forzado que se dio producto de la violencia y que fracturó el tejido social, lo que ocasionó la pérdida del patrimonio inmaterial, es decir, de la tradición, que no es otra cosa que la apropiación social de los saberes populares que mantienen unida a una sociedad. 


Que aquí tambora no había escuché yo murmurar 
y que ya estaba perdida nuestra herencia musical 
las Palmas que no se oían de nuevo escuche nada 
y aquel canto de mi abuela yo quise tributo brindar, 
hay baila tambora y baila chande ahí baila Guacherna 
y derrocha también y armemos la rueda hasta amanecer 
 y que vengan de todos los pueblos a goza también… 

Rosa Angelica Noguera Siderol. "Yo rescataré" (Canción inédita).

Armemos la Rueda 

El peligro de que desaparezca nuestro patrimonio inmaterial es latente porque no ha habido un relevo generacional por culpa del conflicto armado interno. Cientos de familias y comunidades enteras fueron desplazados del territorio y con ellos sus saberes. Por esta razón, algunas agrupaciones junto con nosotros estamos trabajando para que cuando se le pregunte a alguien o a un niño, por ejemplo: "¿Cuáles son los aires de la tambora tradicional, responda: la Tambora-Tambora, el Chandé, la Guacherna y berroche?", y no solo responda sino que los identifique, porque si no es así, la memoria se puede perder. 

Y no es que a todo los barranqueños o él que vive aquí le tiene que gustar nuestros ritmos, aunque la mayoría debería saber qué significan, así como la mayoría se aprende un vallenato, debería cantar y conocer una de nuestras canciones tradicionales. Hoy en día, mucha gente canta música solo por cantar, hay canciones como "La perra" y "La candela viva" que son vallenatos que originalmente se compusieron para tamboras, al igual que otras que fueron popularizadas por este ritmo. 

La idea es que la mayoría de la gente pudiera comprender lo que podríamos llamar la epistemología de la tambora, porque, como ya lo dije, no se trata de cantar ni bailar por hacerlo, porque todo tiene un sentido y una simbología de donde se expresa toda nuestra cultura, desde sus ritmos musicales y canciones que antes solo cantaban los hombres y muchas generaciones después se lo apropiaron las mujeres.


Fotografía: ©ArtistasZona, diciembre, 2024.

martes, 10 de diciembre de 2024

CUANDO EL RÍO SUENA, LAS VOCES DE LAS CANTAORAS DE BARRANCABERMEJA

Las cantaoras con la cadencia de sus voces navegan al ritmo del río grande por el caudal de nuestra memoria. Ellas, con sus tamboras, son la declaración contemporánea de una historia de resistencia.
Fue durante la segunda oleada migratoria cuando llegaron a Barrancabermeja cientos de hombres y mujeres de los pueblos de las riberas del río, atraídos por la industria petrolera. Este hecho ocurrió después de que el gobierno conservador de José Vicente Concha protocolizara la venta de la Concesión de Mares a la empresa estadounidense Tropical Oil Company (Troco), el 15 de junio de 1916 en la jurisdicción del pozo 'Las Infantas', ubicado cerca de la intersección de los ríos La Colorada y Oponcito.

Años antes, el poeta negro Candelario Obeso Hernández escribió: “Yo seré siempre er que soi”(Yo seré siempre el que soy), así como esta declaración de identidad que deambula entre los pueblos del río Magdalena, llegaron al puerto petrolero nuevas estéticas que se expresan en otras formas de narrar, de sentir, de relacionarse y de percibir el mundo. 

Ahí viene la luna, ahí viene 
Con su lumbre y claridad; 
Ella viene y yo me voy A pescar… 

(Calendario Obeso H. Canción del pescador, 

Y con ellos llegó el ritmo del bullerengue, que venía a contracorriente navegando río arriba desde las espesas selvas del Tapón del Darién donde ya habitaban los Mandingá, esclavizados en el África Occidental por los blancos europeos. Este pueblo subió por el Pacífico colombiano y se asentó en los palenques del Mamoní o Santiago del Príncipe en la Comarca de Kuna Yala, donde compartían el territorio con las naciones originarias de esta zona limítrofe entre Colombia y Panamá. 

El Bullerengue significa "pollerón" o falda tradicional usada durante las fiestas, aunque algunos autores señalan que hace referencia a la conjunción de los vocablos "bulla" y "arenga". El ritmo que zarpó lentamente hacia el Caribe y llegó a Cartagena de Indias. Más tarde, de la mano de los cimarrones de San Basilio de Palenque, incursionó en el territorio nacional mientras surcaban el río grande hasta llegar a Honda (Tolima), de camino a la capital del país: "El turbio Magdalena y majestuoso al impulso impetuoso de rápido vapor subí afligido" (Candelario Obesos H.).


El Llanito 

De los 1.274 km² de extensión territorial en Barrancabermeja, la zona urbana representa el 2.52 % de su área total, la cual se encuentra dividida en seis (6) corregimientos y siete (7) comunas; sin embargo, fue durante la presidencia del Centro Democrático en manos de Iván Duque Márquez cuando la codicia de la clase política logró aprobar el Acto Legislativo No. 269 de 2018 Cámara - 10 de 2018 del Senado, que le otorgó al ente territorial la categoría de Distrito Especial Portuario, Biodiverso, Industrial y Turístico en el Departamento de Santander”, sin contar con los requisitos exigidos por la ley para serlo; por eso, algunos vaticinan que así como se cayó el Acuerdo Municipal que aprobó el Concejo para actualizar el Plan de Ordenamiento Territorial (POT), también es posible que este sea revocado. 

Por otro lado, la presencia del Fenómeno del Niño generó que el Distrito de Barrancabermeja viviera una de sus peores crisis ambientales durante los primeros meses de este 2024. A pesar de estar rodeada por las ciénagas de Chucurí, El Llanito, San Silvestre, Guadualito, Juan Esteban, Zarzal, Brava, Miramar, Guamo, La Cira, El Salado, Zapatero, Sábalo, El Tigre, Tierradentro y Opón, el fracasado ejercicio de planeación territorial no tenía el agua como eje central y sistema bioestratégico de desarrollo para la ciudad, sino que estaba pensado solo para viabilizar el proyecto de remodelación urbana del puerto emprendida por el anterior alcalde de Movimiento Alternativo Indígena y Social (MAIS), Alfonso Eljach Manrique (Ver aquí texto link). 

El fenómeno climático dejó secos los complejos cenagosos y afectó a la comunidad del Corregimiento del Llanito, ubicado a solo 16 km (40 minutos) del casco urbano; este tradicional pueblo de pescadores artesanales que pasó de tener 70 construcciones en(1) a contar en la actualidad con 4200 habitantes y cuya actividad fundamental es el ecoturismo.

Esta realidad contrasta con la del país, porque mientras la industria del turismo presenta un crecimiento del 10,2 % durante los dos primeros años de la presidencia de Gustavo Petro, en Barrancabermeja, la inseguridad, la ineficiencia administrativa en la planeación y ejecución de las obras de infraestructura, junto con la falta de credibilidad de la clase política debido a los escándalos por corrupción y la crisis climática, tienen sumido a este sector económico en una profunda crisis en la ciudad. 

Para completar los recursos del Distrito, se invierten en Ferias y Fiestas, que es la estrategia utilizada por la actual administración del alcalde Jonathan Stivel Vásquez Gómez y su secretario de Cultura, Turismo y Patrimonio, Alexis Sánchez Guerrero, para atraer turistas a la ciudad. Tal como lo hicieron con el contrato de la conmemoración del cumpleaños de la ciudad, que se tercerizó con la Corporación Centro Cultural del Oriente de Bucaramanga, bajo la figura de convenio interadministrativo. El valor de este contrato ascendió a 4.690.805.358 millones de pesos, que no ingresaron a los circuitos económicos locales, sino que salieron de la ciudad. Mientras tanto, los Llaniteros siguen esperando verdaderos proyectos de reactivación. (Ver artículo aquí). 

Otro factor que afectó a los Llaniteros ha sido los derrames de crudo por la rotura del oleoducto que transporta los hidrocarburos desde la Refinería de Barrancabermeja o por la cercanía de los pozos a los complejos hídricos del Corregimiento; aún hoy la comunidad recuerda los derrames de petróleo del 2015 y también el desastre ecológico que provocó el pozo Lisama 158, que dejó arruinadas a las familias de pescadores. Además, la construcción de la Represa del Sogamoso, momento en la que Horacio Serpa Uribe (Ver Artículo Aquí) decidió entregarle el departamento de Santander a los paisas; está infraestructura afectó la dinámica hídrica y por ende la producción del pescado en la Ciénaga del Llanito, tal como lo habían pronosticado sus pobladores. 

Hay que señalar que también, durante el periodo de la violencia narcoparamilitar que vivió la ciudad desde mediados de la década de 1980, los grupos criminales de la ultraderecha colombiana constituyeron una red delincuencial para extraer hidrocarburos del tubo (oleoducto) y durante este robo continuado al país se presentaron otros derrames. 

Asimismo, El Llanito fue considerado como corredor estratégico para el transporte de estupefacientes a finales de los años 90, es decir, el grupo que controlaba la ciénaga dominaba el negocio de las drogas en Barrancabermeja y según los datos del Centro Nacional de Memoria Histórica “en la región del Magdalena Medio se desmovilizaron cerca de 6.000 hombres de las AUC, muchos de los cuales se reincorporaron a esas nuevas organizaciones que fueron transformándose, mutando y/o exterminándose”. 

De tal manera que el accionar de estos grupos armados al margen de la ley que hacen presencia en la bioregión aún se disputan el control del territorio; este hecho genera en la actualidad la profundización y internalización de las economías ilícitas en los circuitos económicos de la ciudad que la convirtieron en la lavandería de activos más grande del país; además, deja una comunidad fracturada y la normalización del uso de lo paraestatal en la resolución de los conflictos. 

Mientras tanto, comunidades como las del Llanito resisten y sin olvidar a sus muertos, como al líder de la Asociación Pescadores y Acuicultores del Llanito (APALL), Luis Alberto Arango Crespo, asesinado por "Los Rastrojos" el 12 de febrero de 2009: "se convirtió en un caso emblemático del conflicto armado colombiano porque él era el representante de un sector, el de los pescadores artesanales, que ha sufrido calladamente los efectos del conflicto armado... El liderazgo de Lucho como defensor de la ecología de la ciénaga, su lucha en contra del uso del trasmallo (un arte ilegal de pesca) y su llamado a las autoridades para que vigilaran la ciénaga y sus caños puso en riesgo la impunidad con la que se movían Los Rastrojos" (Centro Nacional de Memoria Histórica, 2015).

Llanitambó, Las Potes 

¿Porque me ves la cutis 
De la color de la tinta 
Acaso crees que es negra
También mi alma? 
Candelario Obeso H. Cantos populares de mi tierra. 

Marizoleidis Potes Alvarado 


Cuando éramos niñas, aprendimos que el agua lo era todo. Si para algunos pueblos ancestrales del Caribe, la Sierra Nevada es el corazón del mundo, para nosotros, el corazón del mundo es nuestra ciénaga, porque no puede haber vida sin agua. 

Y esto lo aprendemos desde antes de nacer y de las lecciones de vida que recibimos de nuestros padres, madres, abuelas y abuelos, porque aquí nunca reina el silencio, sino que vibramos con la música que produce este paisaje biodiverso que ha conservado nuestro pueblo anfibio. 

Agua y cultura 

Tal vez por eso, nuestra sensibilidad y forma de ver el mundo es distinta y nace del lenguaje que produce el sonido del agua que nos trae el viento para conversar con el alma. Por eso, cantamos: es una forma de interpretar con nuestra voz el trasegar de la vida y de celebrar incluso los grises y lluviosos atardeceres que a veces entristecen el corazón, o cuando la memoria nos trae a los ausentes como pedagogía contra el olvido. Por eso, cantamos. 

Los comienzos 

Todo comenzó con los grupos juveniles. Fue cuando empezamos a cantar en las celebraciones eclesiásticas; luego en el colegio y hoy tenemos el grupo "Llanitambó", un proceso de construcción colectiva que se ha mantenido solo porque nos gusta la cultura y entendemos que es el único patrimonio que nos identifica y nos une a todos los Llaniteros, señala Marizodelis Potes Contreras, una de las cantaoras del grupo de Tamboras Llanitambó, quien además, estudió Guianza Turística en el SENA. 

Fue en 1996 cuando organizamos el grupo de tamboras con 20 jóvenes y fuimos invitados a presentarnos en Ecuador. En la actualidad, ya contamos con nuevos integrantes y promovemos nuevos talentos para la música, siguiendo la tradición de los músicos llaneros como Marcial Noche y Roberto Benítez. 

El Llanito fue privilegiado por la naturaleza: aquí realizamos avistamiento de aves; podemos encontrar manatíes, nutrias, todo tipo de reptiles, micos, monos y demás especies endémicas del bosque tropical. Por lo tanto, se les ofrece a los turistas un recorrido por la ciénaga. Pero también, no solo queremos que tengan ese contacto directo con la naturaleza para que se sensibilicen con ella y tomen conciencia de lo vital que es hoy protegerla por la emergencia climática que vive el planeta, sino que prueben los suculentos sabores del pescado sudado o frito. 

Pero ahí no queda la cosa, también queremos que nos conozca como somos y nuestras historias; por eso, los domingos y festivos Llanitambó se presenta en varios restaurantes del corregimiento, porque se trata no solo de que te visiten sino de que realmente los turistas tengan una experiencia única de esparcimiento con la naturaleza, que además contribuya a formar valores ecológicos y sentirse orgullosos de lo que somos a través de la cultura. 


Carolina Potes Alvarado 

Desde muy joven participé en muchos concursos de canto y danza en Barrancabermeja, representando a mi colegio. En muchas ocasiones, ocupamos los primeros puestos en los eventos culturales que se organizaban en la ciudad. Durante mi niñez, mi abuelito fue el responsable de despertar en este amor inconfesable por la ciénaga y la cultura. 

Él me enseñó muchas cosas, como pescar, los oficios del campo, los cuentos y numerosas historias de la Ciénega. Muchas de estas historias transitaban entre suspenso y terror, y en ocasiones lograban asustarnos, pero nos encantaba escucharlas y nunca dejamos de hacerlo. Me siento afortunado y agradezco haber podido disfrutar mucho tiempo con mi abuelito, así lo indica Carolina Potes Alvarado, cantaora de Llanitambó, ex edil y miembro de la Junta de Acción Comunal de El Llanito. 

Me acuerdo de que mi abuelo una vez me contó una historia que narraba que en tiempos de Semana Santa, a las 12 de la noche, salía el diablo de la flor de la mata de sábila. Él decía que esa flor la cuidaba el diablo, entonces si uno se la robaba antes de que el diablo la cogiera, traía buena suerte. Aunque siempre fui curiosa, nunca tuve la oportunidad de ver esa flor. 

Lo pedagógico 

Por eso, parte de nuestra labor en Llanitambó es la recuperación de la tradición oral de nuestros ancestros, dado que en la actualidad tanto los medios de comunicación como las redes sociales parecieran estar construidos como plataformas tecnológicas que forman parte de la estrategia para imponernos el olvido, la desmemoria. 

De tal forma que, paulatinamente, estamos recopilando esas historias que aún cuentan los mayores por ahí y por qué no componer algunas canciones para Llanitambó. También me dedico a componer, este es uno de mis sueños: poder tener un repertorio propio que refleje lo que somos. Además, me gusta escribir cuentos y, como fui profesora del ICBF durante ocho (8) años, me parece fundamental poder construir una propuesta pedagógica con enfoque diferencial afro para nuestros niños. 

El grupo 

Nosotros tenemos la voluntad, lo que pasa es que a veces no tenemos los recursos necesarios para mantener un ritmo de producción musical y una gestión cultural para desarrollar estas iniciativas que tenemos y hemos discutido como grupo. En la actualidad, no podemos estar todo el tiempo dedicados a la cultura como debería ser y nos vemos obligados a buscar otras alternativas para sobrevivir. 


Selena Potes Martínez 

A punto de comenzar su tercer semestre de Trabajo Social, Selena Potes Alvarado es parte del grupo de cantaoras del grupo Llanitambó, quien comenzó a presentarse en eventos desde muy niña en la Institución Educativa Técnica San Marcos de El Llanito. 

Desde la primaria, empecé como cantaora en presentaciones culturales del colegio porque me decían que tenía una voz muy buena. Así fue como comencé, colaborando en todo lo que me llamaran en el colegio y tuve la oportunidad de tomar clases de educación vocal para mejorar mis interpretaciones.

Ahora, con Llanitambó somos tres cantaoras las que conformamos la agrupación y con la que nos encontramos no solo para cantar, sino para desarrollar un proyecto que nos permita fortalecer la identidad cultural de la comunidad del corregimiento como un espacio de construcción de paz, que contribuya a mejorar los niveles de calidad de vida, nuestra cohesión como grupo social y vislumbrar otro horizonte de futuro. 

Sobre el futuro

Frente a las realidades que vive Barrancabermeja y la bioregión, es fundamental la recuperación de la memoria. No para quedarnos sumergidos dentro de la tristeza y la nostalgia contemplativa que a veces produce el pasado, sino para reivindicar el presente: de aquello que siempre nos ha pertenecido y nos define como sociedad. Esa es la clave de la cultura, para decirlo en términos musicales. Porque la cultura no es solo una terapia psicosocial para enfrentar los trastornos disfuncionales de la personalidad, como algunos la entienden hoy. Sino que es una perspectiva que nos abre otra posibilidad para entender nuestro papel en el mundo y ser consciente de ello en medio del distópico siglo XXI.

Ahora bien, para esto hace falta una verdadera política cultural en Barrancabermeja, concertada con todos los actores del sector y no diseñada desde los escritorios de los funcionarios del Distrito, dirigida a crear las condiciones necesarias para que los artistas puedan desarrollar sus iniciativas en una ciudad en la que parece que lo único importante es el cemento y no su gente, porque si no fuera así, ya en el Llanito hace años tendría su propia Casa de la Cultura, con una oferta permanente para nuestros niños, niñas y jóvenes, donde los turistas pudieran visitar el museo del pescador o sobre la historia natural de la ciénaga, solo por poner algunos temas. 

Y esta política no solo debe contemplar los estímulos a la creación, sino también a la investigación. Además, debería tener un componente dedicado a los laboratorios de creación y clínicas de artes, que contribuyan a la preparación y asesoría en la producción artística para los creadores, así como al apoyo a la circulación para poder participar en más festivales o residencias como la de ir al Petronio Álvarez, a Ovrjas, San Jacinto, entre otros. Por ejemplo, a nosotros como grupo nos gustaría tener más formación vocal, aprender a producir un demo, sobre cómo realizar montajes de espectáculos, manejar sistemas de sonido y participar en un taller de lutier, para que podamos reparar o hacer nuestros propios instrumentos. 

Finalmente, en mi caso, cantar me ha ayudado a superar mis propios miedos y limitaciones más de lo que imaginaba, porque la verdad nunca pensé estar en un escenario delante de tanta gente, como me pasó hace unas pocas semanas en el corregimiento de El Centro, donde me presenté, puntualizó Selena Potes Martínez.

 
NOTA

(1) [On Line] MONCADA RODRÍGUEZ, Arturo. "Colonizaciones y conflicto social en el Medio Magdalena, Santandereano". https://cercanyas.blogspot.com/p/colonizacion-y-conflictos-sociales.html. 

Fotografías: ©ArtistasZona, 2024.