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lunes, 6 de agosto de 2012

CULTURA URBANA, LA REINTERPRETACIÓN DEL HEROÍSMO


Nuevos héroes contemporáneos 
Por. Victor Hugo

En otra nublada tarde de viernes, donde se disputa afanosamente la salida de las seis y se espera la tediosa tormenta del tráfico como presagio de nuestras propias desesperanzas, camino en medio de una ciudad a punto de reventar.

Mientras, observo a los que se dejan arrastrar fácilmente por las decisiones del previsible fin de semana y quienes conjugan la rutina embriagadora del programa ligero como pretexto para dejarse atrapar por una noche más.

No obstante, la ciudad como proyecto común pasa desapercibida para todos, porque nuestras urbes no son el espacio proclive para la vida sino un organismo de hormigón mecánico, que imposibilitan el desarrollo de sus propios ideales.

A pesar de ello, aún existen sus parques, los mismos que hoy deshabitan la ciudad, convirtiéndose en un extraño parche de la historia y relicto social en vía de extinción, por cuenta del auge de la “modernización”, como lo llaman desde la administración pública.

En este punto me detengo a pensar por los elementos que configuran e identifican la idea de ciudad y por el discurso que las sostienen y le dan vida.

Toda ciudad crea y recrea sus logos, conjuga saberes, reinventa sus sueños, enfrenta sus desafíos y disfruta de sus logros. Por eso, el discurso de cada ciudad, hace parte de su singularidad y es un catalizador de su proyecto como sociedad.

De ahí que, este sea repetido incesantemente como una muletilla por sus habitantes como eje articulador que arraiga y construye los imaginarios compartidos de una comunidad, en medio de la multiplicidad de historias y voces que la habitan.

¿Cuál es el discurso de esta ciudad? A parte de su presumible convicción de ser el mejor “vividero” del país como se define Bucaramanga, término un tanto despectivo para referirse al lugar donde se hace posible la vida.

El parque

En la actualidad, son escenario de las disputas sociales, donde nos damos cita para expresar la indignación o hacer actos de contrición; al mismo tiempo, en ellos se desacraliza una concepción de Estado, que considera las esculturas en los parques como discursos que posibilitan la identidad y apela a los heroísmos individuales -dejando de lado los colectivos-, como génesis de conformación de la nacionalidad.

Quizás por eso se volvieron peligrosos, porque permiten lo que niega la realidad: el encuentro ciudadano, sirviendo como nuevas ágoras de saberes, desventuras, frustraciones y refugio impenitente de la expresión de lo que hemos logrado como sociedades.

Además, los parques son un símbolo inequívoco de los estratos sociales y se dividen en cuatro: los que son, los apenas sin luz y bancas, los que se atreven a intentarlo pero nunca lo lograron y los privatizados; por eso, de cierta forma, son una verdad desnuda de la realidad; claro está, aparte cumplen sus funciones urbanísticas, ambientales, estéticas, económicas y políticas.

Nuevos Héroes Urbanos

El parque de “Las Palmas”, inaugurado en 1978 con el apoyo de la Embajada Argentina, está situado en un exclusivo sector residencial de Bucaramanga, que paulatinamente fue transformado por la aparición de oficinas, restaurantes y bares.

Este cruce de caminos, se convirtió hoy en el parqueadero exclusivo para los clientes de los establecimientos comerciales que lo sitiaron; además, es el lugar de trabajo de cuatro vendedores informales y un vigilante que se adueñó de sus calles; sin embargo, en la tarde del viernes que atravesé por el parque encontré un gesto de apropiación y reinterpretación de lo heroico.

Algún(os) ciudadano(s) pintó con determinación el rostro del prócer, como lo hacían los guerreros; los colores no se mezclan ni dudan, así mismo, dibujó un escudo con ocho estrellas para reafirmar una identidad perdida, sobre el icono que hiciera otro fanático de un equipo de fútbol de la ciudad. Este hecho se constituye en una clara disputa o reafirmación de la noción de lo heroico.

El nuevo rostro pasa desapercibido para los transeúntes del parque, pero la intervención sobre el busto del general argentino José de San Martín sacraliza los nuevos héroes contemporáneos, a partir de una relectura que busca definir la identidad, en torno a una ciudad que se señala a sí misma como “bonita”.

Hoy, en Bucaramanga, aún flotan demasiados interrogantes a la hora de aproximarse a sus imaginarios y esos escenarios que la redefinan como proyecto de sociedad y no como ghetto de las realizaciones o intentos de ser soñada como colectivo. De esta forma, manifiesta sus propias resistencias frente a quienes la están reconstruyendo urbanística y culturalmente desde sus intereses individuales.

¿Patrimonio?

El patrimonio no se impone ni se decreta como bien de interés cultural detrás del escritorio de los consejeros de turno ni de la clase política, sino que pasa primero por la legitimación y la apropiación social de una colectividad, cuando le significa y se constituye en la representación tangible de sus imaginarios y aspiraciones como sociedad.

Fotografía: ©Hugsh, 2012. “Nuevo héroe contemporáneo”.

miércoles, 20 de junio de 2012

CONCURSO DE FOTOGRAFÍA Y VÍDEO SOBRE PATRIMONIO INMATERIAL LATINOAMÉRICANO


Cultura viva: Región e Identidad 
Por. Victor Hugo

El Centro Regional para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial de América Latina, CRESPIAL, convoca al “Concurso de Fotografías y Videos de Latinoamérica 2012.

En este evento podrán participar los investigadores, creadores y personas de los países miembros de Criespal, como lo son Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, México, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela.

El tema del certamen es el Patrimonio Cultural Inmaterial Latinoamericano, considerando los puntos destacados en la Convención de la UNESCO 2003 y en las directrices operativas para la aplicación de la Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial (Descargar Aquí).  

Categorías

Registros fotográficos: Se podrán presentar fotografías digitales, con un tamaño mínimo de 1,400 x 900 pixeles, horizontal o vertical y no menor de 150 DPI. Las analógicas, deben ser digitalizadas con una resolución no menor a 300 dpi (No hay límite máximo de tamaño ni de resolución).

Las fotografías presentadas pueden ser piezas individuales, así como series fotográficas (máximo 12 fotos por serie). Cada participante puede presentar como máximo 10 piezas individuales o dos series fotográficas.

Las fotografías presentadas, tanto piezas individuales como series, deben tener un texto o leyenda que describa, comente y/o explique la escena o motivo registrado, los trabajos presentados que no contengan texto no serán aceptados.  

Registros en Video: Los videos presentados deben tener un mínimo de 3 minutos y un máximo de 30 minutos, incluyendo los títulos del crédito. Podrán utilizar cualquier técnica o estilo narrativo, como documental o ficción, en vivo o en estudio.

Los participantes también podrán utilizar música creada para el audiovisual, compuesta e interpretada por terceras personas. En tales casos los concursantes deben presentar la autorización correspondiente. También se sugiere que los participantes puedan buscar música con derechos libres, con la referencia necesaria para comprobar dicho tipo de derechos. Se aceptará, como máximo, tres videos por participante.

Los audiovisuales presentados deben tener una leyenda o texto explicativo sobre el motivo o situación registrada, así como los créditos de su producción. Los registros que no contengan texto no serán aceptados.

Inscripción y Envío

Los participantes al Concurso deberán enviar su formulario de inscripción (Descargue Aquí) al siguiente correo: convocatorias@crespial.org, especificando en el campo de asunto el siguiente texto: CONCURSO DE FOTOGRAFIAS Y VIDEOS DEL PCI 2012.

El envío virtual no supera los 10 MB, puede adjuntarlo directamente al correo junto con el formulario de inscripción. Caso contrario puede enviar los archivos mediante un enlace de un servicio de alojamiento gratuito (Rapidshare, Mediafire, Dropbox, Skydrive, 4shared, etc.) hasta un peso que no supere los 150 MB.

En caso de tener inconvenientes de uso con los servicios de alojamiento gratuito comunicarse con el siguiente correo: soportevirtual@crespial.org, colocando en el asunto el siguiente texto: CONCURSO DE FOTOGRAFIAS Y VIDEOS DEL PCI 2012 y explicando en el contenido su inconveniente. Las respuestas serán enviadas entre 24 y 48 horas, en días laborables de 9 a.m. a 5 p.m. (hora de Perú).

Las personas que deseen enviar sus archivos de manera física, deberán hacer una copia en un CD o DVD y enviarlos por correo postal a la dirección de CRESPIAL Concurso de Fotografías y Videos del PCI de Latinoamérica 2012, Calle Maruri s/n. 2º Piso, Complejo Kusicancha, Cusco – Perú. Tel. (51) 84 - 242011  

Premios

Se entregaran premios a los tres primeros puestos en las dos categorías, fotografía y vídeo:
-Primer puesto: 2,500 dólares.
-Segundo puesto: 1,500 dólares.
-Tercer puesto: 750 dólares.

Para consultar las bases (Aquí). El plazo para presentar sus trabajos se extiende hasta el próximo 19 de setiembre de 2012 y los resultados del certamen se darán a conocer en diciembre del presente año.  

Mayores Informes: Centro Regional para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial de América Latina, Calle Maruri s/n. 2º Piso, Complejo Kusicancha, Cusco, Perú. Tel.: (+51) 84 - 242011. Correo: convocatorias@crespial.org. Web: Crespial. ©Imagen suministrada por sus organizadores.

miércoles, 6 de junio de 2012

EN BARRANCABERMEJA, LANZAMIENTO DEL LIBRO: “LOS YAREGUÍES: RESISTENCIA Y EXTERMINIO”


Nuevos aportes a la Historia Colombiana 
Por. Victor Hugo

La Corporación Memoria y Patrimonio de Barrancabermeja, realizará el lanzamiento del libro “Los Yareguíes: Resistencia y Exterminio”, investigación adelantada por los historiadores Rafael Antonio Velásquez Rodríguez y Víctor Julio Castillo León.

El evento se llevará a cabo mañana 7 de junio en las instalaciones del Hotel Pipatón a partir de las 7:00 de la noche.

La presentación del libro, estará a cargo del historiador y profesor de la Universidad Pedagógica Nacional, Dr. Renán Vega Cantor, del que presentamos un extracto de su intervención.

Yariguíes: Historia De Un Pueblo Rebelde Y Digno

Muchos son los meritos que tiene este libro, entre los cuales, de manera esquemática, quiero mencionar algunos. En primer término, la labor de búsqueda y de recolección de fuentes sobre los yareguíes, que hacen de este esfuerzo bibliográfico un ejemplo de rigor documental, que ha llevado a los autores a revisar meticulosamente libros, revistas, tesis de grado, investigaciones antropológicas y arqueológicas, crónicas de viajeros, testimonios de aventureros y saqueadores de recursos naturales. Esto les ha permitido presentar una panorámica amplia y diversa, apoyada en datos concretos sobre la historia de los yareguíes, a lo largo de su milenaria historia. Con este trabajo apoyado en tan amplio bagaje documental, sus autores han hecho una notable contribución a la investigación histórica en Colombia.

En segundo término, los autores muestran una indispensable empatia con los yareguíes, lo que les ha permitido hacer una reconstrucción detallada de los diversos momentos de su historia, incluso antes de la llegada de los conquistadores españoles, hasta concluir con el exterminio de esa sociedad en las primeras décadas del siglo XX. En este sentido, considero que los autores han escrito una obra que se puede inscribir en el ámbito de la historia desde abajo, o de los sectores populares, o de los vencidos, con lo cual se quiere dar a entender que se amplia el espectro de los protagonistas de la historia, incluyendo en este caso a unas comunidades indígenas que aparte de haber sido destruidas por la “civilización”, el “progreso” y la “evangelización”, es decir, de haber sido vencidas, también han sido borradas de la historiografía oficial de este país. En su investigación cuestionan las versiones convencionales sobre los yareguíes, que son aplicables a todas las sociedades indígenas que han sido aniquiladas y perseguidas en los últimos cinco siglos en el territorio de la actual Colombia y a lo largo y ancho de América, que los pintan como “salvajes” y “bárbaros” que debieron ser sometidos por la fuerza, para poder desarrollar los proyectos de modernización que han impulsado primero las huestes conquistadoras de origen europeo y luego sus descendientes republicanos durante los siglos XIX y XX. En otras palabras, los autores van contra la corriente dominante que pretende justificar la aniquilación de los indígenas como un costo necesario del progreso, una postura que todavía hoy se sigue exaltando cuando se habla de la explotación de recursos naturales, como el petróleo, en los territorios habitados por comunidades indígenas.

En tercer término, a lo largo de la obra se alude a las razones que impulsaron los procesos de sometimiento de la etnia de los yareguíes desde el siglo XVI, resaltando lo específico de cada momento, pero destacando las continuidades y similitudes que caracterizaron la avanzada colonizadora en el territorio ancestral de los cacicazgos indígenas del nororiente de lo que hoy se llama Colombia. Entre esas continuidades sobresale la permanente alianza entre la “espada y la cruz”, como expresión de los intereses compartidos de los colonizadores materiales y de los evangelizadores espirituales, que tenían el mismo objetivo de apropiarse de los territorios y recursos que allí se encontraban y convertir a la religión católica a las “almas paganas”, tanto para justificar la colonización como para evitar la resistencia y rebelión de los indígenas. Queda claro después de leer este libro que las mismas razones que en la actualidad se esgrimen para apropiarse de territorios y reservas indígenas, son las mismas que se esgrimieron y se llevaron a la práctica durante varios siglos para apropiarse de los bienes comunes, convertidos en materias primas y en recursos naturales por el capitalismo. Tanto ayer como hoy se han saqueado la tagua, el caucho, la quina, el oro, el petróleo, la biodiversidad, la fauna y la flora de nuestros territorios y para facilitar su apropiación se han exterminado a los pueblos indígenas, como le sucedió a los yareguíes.

En cuarto término, se destaca dentro de este estudio, y como complemento del punto anterior, la denuncia documentada sobre los responsables del etnocidio, entre los que aparecen los conquistadores españoles, los sacerdotes católicos, los políticos regionales y nacionales del bipartidismo, los aventureros que andaban en la búsqueda desenfrenada de riquezas naturales para vincular al país, ya en el siglo XIX, al capitalismo mundial mediante la consolidación de un modelo agroexportador, lo que suponía la apropiación de todo lo que pudiera convertirse en materia prima a ser consumida en el mercado capitalista europeo o estadounidense. Cuando se considera este aspecto, quedan claros los motivos del exterminio de los yariguíes y se revela en toda su magnitud la catadura de prohombres de la historia oficial, que en la práctica eran unos simples delincuentes, pero que han explicado sus acciones genocidas como una necesidad para servir a la “patria” y permitir la inversión de capital extranjero, lo cual sólo es posible con el aniquilamiento de los habitantes originarios de estas tierras. Palabras como “reducción de salvajes”, “evangelización”, “pacificación”, adquieren su verdadero sentido criminal cuando se constata, como lo hacen los autores de este libro, todas las atrocidades que se justificaron con esas rimbombantes denominaciones, pletóricas de violencia y dolor.

En quinto término, dado que es una historia de los vencidos, se estudian la resistencia y rebelión de los yareguíes, quienes durante varios siglos enfrentaron la colonización y evangelización y defendieron con dignidad y altivez sus territorios y su cultura, con el objetivo de preservar su libertad. En el libro se recrea la acción de Pipaton, Itupeque, Cachui, Laicurapa y otros caciques indígenas que se enfrentaron de manera organizada para mantener la independencia de su pueblo. Esa resistencia se prolongaría hasta finales del siglo XIX, cuando los yariguíes fueron perseguidos y arrinconados por los “empresarios” nacionales y extranjeros que buscaban apropiarse de recursos negociables en el mercado mundial. Para poder hacerle era indispensable “limpiar” el terreno de los incómodos salvajes. Por este hecho, como los autores lo demuestran con lujo de detalles, desde mediados del siglo XIX florece toda una justificación escrita por parte de esos empresarios y aventureros de Santander y de otros lugares del país, e incluso de cronistas extranjeros, en la que pintan al territorio de los yareguíes como un desierto incivilizado que es necesario incorporar a la lógica del progreso, para lo cual era imprescindible exterminar a esos indígenas, lo que efectivamente se hizo y se consumo plenamente con el descubrimiento del petróleo. Con esto se marcó el fin de este bravío pueblo, cuyos últimos sobrevivientes perecieron a manos de los petroleros yanquis, entre las décadas de 1920 y 1940.  

Mayores Informes: Lanzamiento del Libro “Los Yareguíes: Resistencia y Exterminio”. Corporación Memoria y Patrimonio. Evento: 7 de Junio a las 7:00 de la noche en el Hotel Pipatón, Av. del Río No. 47-16, Barrancabermeja. ©Texto suministrado por sus organizadores. Yariguíes: Historia De Un Pueblo Rebelde Y Digno del Dr. Renán Vega Cantor.

jueves, 3 de mayo de 2012

EN PUERTO COLOMBIA, EXPOSICIÓN PARA SUMERGIRSE EN SU HISTORIA


En Búsqueda del Prinz August Wilhelm
Por. Victor Hugo

Señala la historia que los tripulantes del Prinz August Wilhelm, un buque de bandera alemana, decidieron hundirlo frente a la costa de Puerto Colombia en 1918 y en ese instante comenzó la leyenda que durante 94 años mantienen viva los porterños.

Aunque, sólo hasta este sábado 5 de mayo a partir de las 4:00 de la tarde, en la Estación Ferrocarril de Bolívar, se inaugura la exposición “En Búsqueda del Prinz August Wilhelm”, que recopila la historia de una leyenda del municipio del Atlántico.

El evento servirá para hacerle un homenaje a la historia de los inmigrantes que han marcado el desarrollo del municipio; igualmente, a quienes se han sumergido en la historia de el alemán” (apelativo del buque) y que actualmente son poseedores de las piezas que mantienen vivo este acontecimiento histórico.

Durante la apertura de la muestra, se dictará una conferencia a cargo del Lic. Helkin Núñez Cabarcas, investigador y funcionario del Archivo Histórico Departamental del Atlántico; igualmente, participarán Álvaro Mendoza Arango, Filiberto Mancini, Kenneth Loewy y la comunidad de amigos del Grupo del Buque, quienes contribuyeron en la reconstrucción de esta historia local.  

Mayores Informes: Carlos Mario Caselles, Fundación Puerto Colombia. Tel.: (5) 3096120 - Cel: 3016262446. Correo: fundacionpuertocolombia@gmail.com. ©Imagen Suministrada por sus organizadores.

miércoles, 17 de agosto de 2011

EN SANTANDER, POLÍTICA Y CULTURA




A la hora de las elecciones: Simulación y Sospechas
Por. Victor Hugo
«El arte no es para decorar las habitaciones. Es un arma ofensiva en la defensa del enemigo». Picasso
Como están las cosas a Santander le tocó bajarse de su pedestal y no es para más, mientras el departamento atraviesa una recesión en todos los ordenes de su realidad, la clase política se disputa los destinos regionales y locales, en medio de un alto nivel de pugnacidad, con el mismo discurso seudo desarrollista de siempre, donde brilla la ausencia de ideas frente a una coyuntura de abismo sin retorno.

Las tendencias

La historia reciente nos señala como se la ha ido entregando el departamento a los intereses paisas, así sucedió durante el último periodo del gobierno regional, en que sectores estratégicos e históricos fueron vendidos a los antioqueños en perjuicio del patrimonio de los santandereanos.

Fue en el actual periodo del gobernador Horacio Serpa Uribe, cuando se vendió la Electrificadora de Santander, su antiguo bastión político, donde el Fila siempre disfrutó de una prolífica burocracia que le representaba un importante caudal electoral a mediados de los 80´s.

En este punto, también hay que señalar como el anterior gobernador Hugo Heliodoro Aguilar Naranjo y el grupo político que lo acompañaba, el hoy PIN, negoció electoralmente con los narcoparamilitares paisas el departamento, hechos que actualmente son investigados por la Fiscalía General de la Nación; mientras, este se encuentra recluido en prisión, su hijo Richard Aguilar, candidato a la gobernación, manifiesta sin ningún tipo de tapujos que su padre "liberó" a Santander.

Tal vez, la palabra correcta sea entregar, así lo dejó entrever el exsecretario de educación del departamento, Bonel Patiño Noguera, al confesar que su nombramiento en el 2004 fue impuesto por los paramilitares antioqueños.

Ninguno de los casos es mera coincidencia porque los intereses económicos antioqueños se han ido tomando el departamento, despojando paulatinamente la capacidad de decisión de los santandereanos sobre su desarrollo y, más aún, ahora que Bucaramanga se convirtió en la lavandería de activos, productos del narcotráfico, más grande del país y “vividero” del testaferrato colombiano.

Y si por ese lado no escampa, la otra opción impuesta por el señor feudal de Santander, el gobernador Serpa Uribe, es el exalcalde Luis Fernando Cote Peña, no solamente cuestionado por su plagio en la “Maestría en Gobierno y Políticas Públicas” de la Universidad Externado en el 2003, institución que de inmediato le canceló la matricula, sino por su enfurecido espíritu neoliberal, como lo demostró con la venta de las Empresa de Teléfonos de Bucaramanga, el desmantelamiento de la Empresa de Aseo, EMAB, entre otras cosas.

Además, en las últimas elecciones que Cote Peña ha presentado su nombre a consideración del electorado santandereano ha fracasado, sin embargo, en esta ocasión, bajo el padrinazgo del gobernador y de la maquinaria del departamento, se espera que no naufrague su nueva aspiración.

Bajo estas circunstancias, claramente queda develado como la clase dirigente del departamento considera a sus electores: recipientes mudos de sus decisiones, incapacitados mentalmente para pensar y elegir, por eso se abrogan el derecho de determinar la sucesión del poder en un territorio claramente feudal, de mentalidad premoderna y expuesto a la venta, porque "la política no es más que un buen negocio".

En ese orden de ideas, observamos como los políticos del departamento, en los últimos 40 años, se han empeñado en “liberar a Santander de los Santandereanos”.

Lo que perdimos

Parte de la industria en Colombia comenzó a desarrollarse en el Socorro y, posteriormente, fue desmantelada, por el cerco que se le tendió al departamento al aislarlo de los escenarios de desarrollo.

De hecho, el gobierno nacional siempre le negó a Santander la llegada del tren a Bucaramanga y cuando se logró que el transporte férreo entrará a la ciudad, se dio de forma tardía, en medio del fracaso de sus fabricas por efectos de la falta de vías para la comercialización de su producción. De esta forma, la industria santandereana pionera en el país de los textiles, los chocolates, la cerveza, tabaco, etc., paso de la noche a la mañana a manos del capital paisa.

Además, como no recordar los tiempos del tristemente celebre expresidente antioqueño Belisario Betancourt, quien decidió fortalecer el proceso industrial construyendo la Troncal de la Paz, como una salida a los puertos del caribe para colocar toda la producción del oriente de su departamento. De esta manera, se aisló por segunda vez a Bucaramanga del desarrollo y con ello se le declaró la muerte a más de la mitad de Santander.

La vía no sólo fue un proyecto de infraestructura vial sino de colonización que trajo consigo el fortalecimiento de los narcoparamilitares, generó el desplazamiento de campesinos y una alta la concentración de la tenencia de la tierra del Magdalena Medio santandereano en manos de los paisas, muchos de ellos comprometidos con actividades ilícitas.

La regionalización

Las propuestas de Ordenamiento Territorial impulsadas por el Congreso contemplan las Regiones Administrativas de Planeación Económica, RAPE, imagínense con quien conformaremos la nuestra.

Pero, al considerar estas realidades, es imperioso conocer de la vocación antioqueña frente a lo que significa el país en términos de su plan estratégico de desarrollo: "En el año 2020 Antioquia será la mejor esquina de América".

Para rematar, por imposición de los intereses de los industriales paisas, durante el gobierno de Álvaro Uribe Vélez se determinó construir el Puerto de Tribugá, sobre el pacifico chocoano; sin embargo, algunos señalan como el departamento de Antioquia requiere de una salida al Caribe por el Golfo de Maracaidbo y recuperar los mercados venezolanos, por eso debe manejar el eje estratégico que así se lo garantice; es decir, bajo esta perspectiva surge la necesidad de ejercer control sobre el territorio santandereano y con esta clase política no les será nada difícil.

Y de la cultura

Ahora Mefisto se pasea por los pasillos del poder, tratando sobrevivir de los proyectos culturales convertidos en actos de sugestiva decoración e indicadores de gestión de estos cuatro años, en el que la cultura no logró ser eje de unidad sino signo de dispersión, ruptura e industria unipersonal de entretenimiento.

Epilogo

“Santander ha dejado de ser de los santandereanos, porque al parecer es hoy una especie en vía de extinción en el departamento”.

Fotografías: Hugsh, 2011©. “Una Mirada Derecha” Estatua de Francisco de Paula Santander, Bucaramanga.

domingo, 9 de enero de 2011

BARRANCABERMEJA: AL SALIR DE CASA


Gladys
Por. Victor Hugo

Antes de salir sin rumbo
di una vuelta por la casa
para llevarme cada puerta
donde se oxidaron mis lágrimas

Antes de salir sin rumbo
di una vuelta por la casa
para llevarme la silla chueca
donde estuvo muerta la escuela
Antes de salir sin rumbo
di una vuelta por la casa
para llevarme la sombra de tus manos
donde escribí este poema

Antes de salir sin rumbo
di una vuelta por la casa
para llevarme todo en mí maleta
Y de nuevo en la puerta
la dulzura de tu voz en llanto
la ternura de tu abrazo triste
y el siempre... -¡Cuídate!
Será por eso que estoy con vida, madre mía.

Foto: Hugsh, 2011©. Mís Amores, Paula, Gladys y Gabriela.

jueves, 4 de noviembre de 2010

CONFABULACIONES DEL CARIBE






«En la Ruta: Un escenario lleno del sinuoso espejismo en medio del pantanoso mundo de tierras movedizas donde se configuran los “a media vividos” y la conjunción que amalgama nuestras propias miserias y las búsquedas de sentidos.»

Los Anclajes
Por. Victor Hugo

Los anclajes en los bordes del Caribe, región archipielaga encallada en sus propias nociones de infinitud, se nos presenta en ese indisoluble búsqueda de imágenes como esta que les presentó, a partir de la lecturas de objetos que dan cuentan de sus propias navegaciones e historias; las mismas que no pretenden agotar sus significados sino señalar sus presentes, como un homenaje a esta constelación de culturas frente a los que pretende cristalizar los sintagmas en fragmentos reduccionistas, vanos y pueriles, como lo hacen los medios de información.

Sin embargo, hoy nuestra región parece estar detenida por el incesante saqueo de sus recursos naturales, que desde hace 518 años se devoran quienes se siguen repartiendo sus riquezas: la plutocracia colombiana, la clase política regional y las multinacionales extranjeras.

A pesar de ello, el Caribe se resiste ante la sórdida miseria a la que la han condenado, a pesar de los silencio impuestos; mientras que en las universidad siguen elaborando discursos elevadamente críticos y analíticos, los mismo que venden “competencias” para poder ser, al tiempo que mutilan sus sueños.

Fotos: Serie Anclajes. Santa Marta. Hugsh, 2010©

miércoles, 28 de octubre de 2009

EN ROJO











Bucaramanga: desde su 27
Por. Victor Hugo
Los colores eran para nosotros cartuchos de dinamita.
André Derain


Sobresaturada e inerte, pero meditabunda y transeúnte sobre la orquestación de sus colores, en medio de una obsesión que fluctúan entre el martirio y su pretendida alegría de vividero, que se excusa frente a sus propios lamentos, esos que se ocultan como la pobreza de sus angustias; mientras, que en sus rincones se transpira la perturbación del insomnio que nunca se detiene, así es Bucaramanga.

Arribista por naturaleza, la tendencia, la que siempre se esconde tras la simulación y el desencanto, que produce su afán consumado por mantener la fachada de tranquilo parque solariego, donde puede transcurrir la vida y en la que se han jubilado el 80% de los trabajadores petroleros que vinieron de Barrancabermeja y otros del frente, los que se dejaron seducir por el encanto apacible de una economía que levita entre lo legal y lo ilegal, que hoy se sostiene subterráneamente a punta de ser la mejor lavandería abierta y prospera que desinfecta hasta el alma y en la que se puede ser el perfecto anónimo sin que nadie lo advierta. Ahí está la meseta y sus perpendiculares que delimitan con el cañón, el del Chicamocha, con portería y rejas, lejos del plebeyo mundo que hierve en sus estrechas calles: el suicidio del crecimiento.

Bucaramanga, su lugar de “Payacuá”, la de “La culebra pico de oro” y donde se escenificó la matanza de jóvenes liberales a manos de los conservadores durante la Guerra de los Mil Días, la que era de los andinos e inmigrantes extranjeros a comienzos del Siglo XX, donde se producía la música de la fría montaña, esa que recorría el torrente sanguíneo y deliraba a José Morales y Luis A. Calvo, pasó a ser la metrópolis del vallenato y la tecnocumbia por cuenta de los medios de información, los de la imposición de la estética mercantil; la ciudad del olor a tabaco que inundaba la Carrara 27, es hoy el escenario escandaloso donde las iglesias cristianas se disputan a sus seguidores, como los almacenes del centro, donde atalayan a los consumidores en la rapaz tarea de atrapar la conciencia y el diezmo de los demás, que sirve para construir la obra de dios y la de sus elegidos.

Esta ciudad que vive bajo el caos de su parque automotor y en espera de un fantasma que rediseño la ciudad, a partir de los intereses del capital privado, con el prurito de que llegó la hora del progreso en el Siglo XXI, con el sistema de trasporte masivo, pero que se convirtió en la frustración por dónde camina y se oxigenan sus sicopatologías sociales, las del acecho y donde se subasta la vida por un peso de más.

Bucaramanga, la invasión en rojo, esta ciudad que sólo cuenta con cuatro carreras para des-embotellar su tráfico, la 15, 21, 27 y la 33, en las que se debate la enfermedad del tiempo y la espera, donde se consume lo poco que queda de vida y el espejismo de su propia entelequia. La misma que se enamoró y se convenció que era La Ciudad Bonita, como la bautizara a finales de los años 80´s, el entonces director de la noticias de Caracol Radio, Don Yamit Amat; mientras, hoy su gente está empeñada por los que imponen el orden en los barrios, los que visten de negro, la paraestatal de la seguridad, esa misma que ha cobrado la vida a algunos de sus ciudadanos andariegos y habitantes de la calle, bajo la mano negra de la "limpieza social".

Esta es la ciudad de rojo, la de la carrera 27, no la del intenso color que definía al radicalismo liberal, de ese que ya ni la historia misma de la joven urbe se atreve a narrarlo ni reconocerlo en estos tiempos de la dictadura antioqueña.

Esta es mí Bucaramanga, a la que le apostamos a develar y desmantelar en imágenes, la misma que ya es otra, no la que conocí en la estación del tren en Café Madrid, la del parque Centenario repleta de vendedores y merqueros, la de nuestros económicos almuerzos con sabor de tierra en la antigua Plaza de Mercado Central que descubrimos con Mauricio García; la del Cine Club El Hormiguero los martes en la noche en el teatro Santander, la de las tardes de ensayo en el Teatro la Culona de Juancho Torres, y la de las primeras andanzas, queriendo ser artistas con Oscar, por allá en 1985, cuando la Ratona era ella y, ahora, la misma ciudad de Camila, Gabriela, Paula y Ana María, las que hoy no me esperan en casa, aunque yo no las olvido.

Fotografía: Hugsh, 2009©